´España quería perder Cuba´
Agustín González Morales, capitán de fragata de la Armada española y escritor, afirma que "la guerra le costaba al Estado un millón de pesetas al día, por eso planeó dejar las colonias"
El capitán de fragata y autor del libro, Agustín González Morales, durante la entrevista. josé luis gonzález
MIGUEL ÁNGEL AUTERO
SANTA CRUZ DE TENERIFE El Casino de La Laguna ha acogido un ciclo sobre Conocimiento y Cultura Naval, unas conferencias organizadas por la Delegación del Órgano de Historia y Cultura Naval de Canarias que contaron con la participación del capitán de fragata Agustín González Morales quien presentó su novela histórica Y en España se puso el sol. Cuba 1898. Una obra que gira en torno a varios personajes, unos reales y otros ficticios, que participaron en los acontecimientos que a finales del siglo XIX desembocaron en la pérdida de las últimas colonias de ultramar de España. Juan Llorca y Andrés Sequeiro son dos marineros que combatieron a bordo del crucero Infanta María Teresa el 3 de julio de 1898, cuando el contralmirante Pascual Cervera y Topete, al mando de la Escuadra del Atlántico, fue obligado por el Gobierno de Práxedes Mateo Sagasta a abandonar el puerto de Santiago de Cuba para luchar contra la flota estadounidense. Es un hecho histórico que ambos salvaron a Cervera de morir ahogado tras el combate y también es verdad que la orden gubernamental se dio a sabiendas de que la Armada estadounidense, que estaba fondeada frente a la bocana del puerto, iba a asistir a un ejercicio de prácticas de tiro.
–¿Por qué publica una novela histórica de estas características en este momento?
–Un compañero y amigo mío, Jorge Vasco Cervera, que es tataranieto del almirante Cervera y hace unos años me propuso escribir una biografía de su antepasado. Él sabía que tenía cierta facilidad para esto de las letras, una actividad que desarrollo desde que era chiquito. Entonces le comenté que de la vida de Cervera seguro que había alguna biografía del almirante. Y de hecho el padre Risco escribió una biografía bastante bien documentada. A partir de ahí se me ocurrió proponerle escribir una novela histórica en la que pudiera relatar hechos en los que participó su tatarabuelo. Además este tipo de literatura tiene bastante éxito entre los lectores como se puede comprobar con los seguidores de las obras de Arturo Pérez–Reverte. Y como no conocía ninguna novela que estuviera ambientada en torno al desastre de Cuba pues me puse manos a la obra.
–¿Cómo llevó a cabo el proceso de documentación?
–Antes de empezar a escribir dediqué alrededor de cuatro años investigando con información inédita que tenía Jorge y que me proporcionó; consulté de fuentes de la prensa de la época, documentación del Viso del Marqués y luego pues la familia Cervera es muy amplia y cuando alguno de los descendientes del almirante se enteraba de que estábamos trabajando en este proyecto pues me facilitaban datos por todos lados. En ese momento surgió también la página web almirantecervera.com con mucha información. Tras reunir prácticamente toda la información que precisaba me puse a escribir durante un año y medio más otro año para corregir y buscar la editorial que, finalmente, fue Noray la que asumió el riesgo de publicar una obra de un escritor novel que no había publicado nada antes.
–¿Encontró datos de canarios que participaran en aquella batalla cuando se documentaba para escribir la novela?
–Pues sí he encontrado algunos datos aunque solo de uno he encontrado toda la información. No obstante tuvo que haber más canarios. En este caso logré identificar a un marino de Gran Canaria. Se llamaba José María Arancibia Liborio y sirvió como alférez de navío en el crucero Cristóbal Colón y averigüé que fue condecorado con la medalla de la campaña de Cuba.
–La España del 98 pasaba por una situación económica tremendamente difícil... No digo que ahora asistamos a una situación de quiebra como aquella pero estamos en un periodo de crisis, de recesión fortísima, que afecta al ánimo y a la confianza de los ciudadanos ¿Ha encontrado paralelismos, salvando las distancias, entre ambas épocas?
–Encontrar paralelismos entre la España del 98 con la España actual sería una osadía. Es un hecho que en 1898 el país estaba en bancarrota pero son contextos distintos; la política, la forma de vivir y de ver el mundo son circunstancias que no pueden equipararse. La derrota para España fue trágica aunque pudo recomponerse con cierta rapidez mientras que la victoria para Estados Unidos supuso su nacimiento como potencia mundial.
–Sí, pero España quedó muy afectada con aquella derrota que supuso la pérdida de sus últimas colonias...
–España mantenía desde hacía años diversos conflictos en las colonias que le quedaban. Aquellas guerras le costaban al Estado un millón de pesetas de la época al día. El presidente Cánovas del Castillo había sido asesinado un año antes y los territorios de las colonias ya no eran tan rentables como antes y cuando Sagasta asumió el Gobierno se encontró con un desastre financiero. Por ello se empezó a plantear cómo salir de Cuba y Filipinas honrosamente. La fórmula fue participar en un combate y perderlo sin rendirse. Así que se luchó con uñas y dientes y hubo muchos muertos. España no podía dilapidar 400 años de un Imperio del que se decía que nunca se ponía el sol. Tenían que ir a Cuba a morir y se enviaron las tropas para ser vencidas, según las propias palabras de Víctor Concas, que estuvo al mando del crucero Infanta María Teresa.
–¿Cómo se produjeron aquellas órdenes?
–La escuadra pasó por Canarias pero no fondeó y continuó rumbo a Cabo Verde. Es sorprendente que nuestra escuadra se reuniese en esas islas que no eran españolas. Allí llegaron también dos cruceros desde Puerto Rico, otros dos cruceros y varios destructores provenientes de Cádiz. Es raro porque si la guerra hubiera estallado durante esa reunión, Portugal se hubiera encontrado con un problema diplomático. Sorprende que no pararan en Canarias para carbonear y tuvieran que aprovisionarse en Cabo Verde que, sin embargo ya le había vendido casi todo su carbón a los ingleses. Creo que la compra de ese carbón por parte de los ingleses estuvo acordada con los Estados Unidos para impedir que nuestra flota llegara a las Antillas y a Cuba. Pero hubo más, para cargar ese carbón en los barcos de nuestra Armada se alquilaron chalanas a los ingleses a precio de oro. Fue un conjunto de despropósitos porque el Gobierno sabía que se iba a perder contra la Armada norteamericana, así que todo respondía a un mismo plan. Que más daba si el resultado siempre iba a ser el mismo: la derrota.
SANTA CRUZ DE TENERIFE El Casino de La Laguna ha acogido un ciclo sobre Conocimiento y Cultura Naval, unas conferencias organizadas por la Delegación del Órgano de Historia y Cultura Naval de Canarias que contaron con la participación del capitán de fragata Agustín González Morales quien presentó su novela histórica Y en España se puso el sol. Cuba 1898. Una obra que gira en torno a varios personajes, unos reales y otros ficticios, que participaron en los acontecimientos que a finales del siglo XIX desembocaron en la pérdida de las últimas colonias de ultramar de España. Juan Llorca y Andrés Sequeiro son dos marineros que combatieron a bordo del crucero Infanta María Teresa el 3 de julio de 1898, cuando el contralmirante Pascual Cervera y Topete, al mando de la Escuadra del Atlántico, fue obligado por el Gobierno de Práxedes Mateo Sagasta a abandonar el puerto de Santiago de Cuba para luchar contra la flota estadounidense. Es un hecho histórico que ambos salvaron a Cervera de morir ahogado tras el combate y también es verdad que la orden gubernamental se dio a sabiendas de que la Armada estadounidense, que estaba fondeada frente a la bocana del puerto, iba a asistir a un ejercicio de prácticas de tiro.
–¿Por qué publica una novela histórica de estas características en este momento?
–Un compañero y amigo mío, Jorge Vasco Cervera, que es tataranieto del almirante Cervera y hace unos años me propuso escribir una biografía de su antepasado. Él sabía que tenía cierta facilidad para esto de las letras, una actividad que desarrollo desde que era chiquito. Entonces le comenté que de la vida de Cervera seguro que había alguna biografía del almirante. Y de hecho el padre Risco escribió una biografía bastante bien documentada. A partir de ahí se me ocurrió proponerle escribir una novela histórica en la que pudiera relatar hechos en los que participó su tatarabuelo. Además este tipo de literatura tiene bastante éxito entre los lectores como se puede comprobar con los seguidores de las obras de Arturo Pérez–Reverte. Y como no conocía ninguna novela que estuviera ambientada en torno al desastre de Cuba pues me puse manos a la obra.
–¿Cómo llevó a cabo el proceso de documentación?
–Antes de empezar a escribir dediqué alrededor de cuatro años investigando con información inédita que tenía Jorge y que me proporcionó; consulté de fuentes de la prensa de la época, documentación del Viso del Marqués y luego pues la familia Cervera es muy amplia y cuando alguno de los descendientes del almirante se enteraba de que estábamos trabajando en este proyecto pues me facilitaban datos por todos lados. En ese momento surgió también la página web almirantecervera.com con mucha información. Tras reunir prácticamente toda la información que precisaba me puse a escribir durante un año y medio más otro año para corregir y buscar la editorial que, finalmente, fue Noray la que asumió el riesgo de publicar una obra de un escritor novel que no había publicado nada antes.
–¿Encontró datos de canarios que participaran en aquella batalla cuando se documentaba para escribir la novela?
–Pues sí he encontrado algunos datos aunque solo de uno he encontrado toda la información. No obstante tuvo que haber más canarios. En este caso logré identificar a un marino de Gran Canaria. Se llamaba José María Arancibia Liborio y sirvió como alférez de navío en el crucero Cristóbal Colón y averigüé que fue condecorado con la medalla de la campaña de Cuba.
–La España del 98 pasaba por una situación económica tremendamente difícil... No digo que ahora asistamos a una situación de quiebra como aquella pero estamos en un periodo de crisis, de recesión fortísima, que afecta al ánimo y a la confianza de los ciudadanos ¿Ha encontrado paralelismos, salvando las distancias, entre ambas épocas?
–Encontrar paralelismos entre la España del 98 con la España actual sería una osadía. Es un hecho que en 1898 el país estaba en bancarrota pero son contextos distintos; la política, la forma de vivir y de ver el mundo son circunstancias que no pueden equipararse. La derrota para España fue trágica aunque pudo recomponerse con cierta rapidez mientras que la victoria para Estados Unidos supuso su nacimiento como potencia mundial.
–Sí, pero España quedó muy afectada con aquella derrota que supuso la pérdida de sus últimas colonias...
–España mantenía desde hacía años diversos conflictos en las colonias que le quedaban. Aquellas guerras le costaban al Estado un millón de pesetas de la época al día. El presidente Cánovas del Castillo había sido asesinado un año antes y los territorios de las colonias ya no eran tan rentables como antes y cuando Sagasta asumió el Gobierno se encontró con un desastre financiero. Por ello se empezó a plantear cómo salir de Cuba y Filipinas honrosamente. La fórmula fue participar en un combate y perderlo sin rendirse. Así que se luchó con uñas y dientes y hubo muchos muertos. España no podía dilapidar 400 años de un Imperio del que se decía que nunca se ponía el sol. Tenían que ir a Cuba a morir y se enviaron las tropas para ser vencidas, según las propias palabras de Víctor Concas, que estuvo al mando del crucero Infanta María Teresa.
–¿Cómo se produjeron aquellas órdenes?
–La escuadra pasó por Canarias pero no fondeó y continuó rumbo a Cabo Verde. Es sorprendente que nuestra escuadra se reuniese en esas islas que no eran españolas. Allí llegaron también dos cruceros desde Puerto Rico, otros dos cruceros y varios destructores provenientes de Cádiz. Es raro porque si la guerra hubiera estallado durante esa reunión, Portugal se hubiera encontrado con un problema diplomático. Sorprende que no pararan en Canarias para carbonear y tuvieran que aprovisionarse en Cabo Verde que, sin embargo ya le había vendido casi todo su carbón a los ingleses. Creo que la compra de ese carbón por parte de los ingleses estuvo acordada con los Estados Unidos para impedir que nuestra flota llegara a las Antillas y a Cuba. Pero hubo más, para cargar ese carbón en los barcos de nuestra Armada se alquilaron chalanas a los ingleses a precio de oro. Fue un conjunto de despropósitos porque el Gobierno sabía que se iba a perder contra la Armada norteamericana, así que todo respondía a un mismo plan. Que más daba si el resultado siempre iba a ser el mismo: la derrota.