mardi 28 mai 2013

Deshaciendo mentiras: La batalla de Santiago de Cuba

Los Estados Unidos desembarcaron en Cuba gracias a los "patriotas" cubanos. Los españoles no perdieron la batalla del Caney. Al final de la batalla Naval de Santiago de Cuba, fueron los cubanos quienes se echaron al mar para socorrer a los marinos españoles naufragados. Todo esto y mucho más en la carta que aquí reproducimos del General Enrique Collazo y Tejada, cuyo 165 aniversario estamos celebrando los cubanos hoy. Dicha misiva fue publicada por el periódico Madrileño La Correspondencia de España el 21 de enero de 1905.



Señor D. Pedro González-Muñoz:

Hace meses que tengo escrito un librejo que muy pronto empiezo a publicar. Se titula Los americanos en Cuba y abraza el periodo desde marzo de 1898 al mes de agosto del mismo año.

En el procuro demostrar:

  • 1° El error en que estaban los españoles al creer que los americanos fomentaban la revolución en Cuba. Esta surgió porque era inevitable, y estaba justificada la exasperación del país. Cuba era un Ingenio, donde venían a refaccionar sus fortunas los holgazanes de Madrid arruinados por el vicio.
La intransigencia del elemento conservador, endiosado y enriquecido de golpe, hizo lo demás.
Los cubanos revolucionarios fuimos después del Zanjón, leales con España; dijimos la verdad y no se nos quiso oír.
El general Arderius, gobernador interino de la isla, nos llamó, como antiguos insurrectos, para que hablásemos con franqueza. Concretaré el relato de nuestra entrevista recordando las siguientes palabras de Marcos García: “General: si las reformas llegan – y si se pueden ampliar será mejor- el país seguirá en paz. Si las reformas no llegar, vendrá la revolución”.
No vinieron y llegó la guerra.
El gobierno americano, con Cleveland y Mac-Kinley, fue nuestro peor enemigo, pues nos persiguió con saña. Ocurrió lo del Maine, Sagasta estuvo ciego, el quijotismo desempeñó su papel, y de ahí la catástrofe.

Todas esas son cosas que procuro probar en mi libro.


  • 2° Los americanos desembarcaron aquí porque quisimos los cubanos, por lenidad de los españoles, y por ciertos hechos del Gobierno revolucionario y del Delegado Tomás Estrada Palma, hechos que califico como lo creo justo.
Sin nosotros no hubiera desembarcado Shafter con tanta facilidad; sin nosotros los 15 000 americanos no hubiesen tomado Santiago y detenido el movimiento de las tropas españolas en Holguín y Guantánamo, y si Escario pasó, fue por su heroico valor y por la brutalidad de Shafter. Lo probaré.
En San Juan y en el Caney no fueron derrotados los españoles, que no son nunca derrotados 500 contra 6000. Lo probaré.
El sitio y las trincheras de Santiago las abrieron los cubanos, desde el camino del Caney, hasta el cementerio, y cuando Shafter, huido, quería retirarse, contra la voluntad de sus generales, el amparo fue Calixto García, la víctima de la falacia americana y del proceder del Gobierno cubano y de su representante. Lo probaré.
Los marinos españoles fueron al llegar a tierra prisioneros de los cubanos, que no los recibieron a tiros, como se dijo, sino que se arrojaron al mar en su ayuda. Entre los que recibieron auxilio está el almirante Cervera; el jefe cubano que lo ayudó fue Juan Vaillant.
Los escritores americanos han silenciado todo esto y es lógico.
Los escritores españoles han estado poco afortunados en sus trabajos, porque mientras más poderosos es el contrario, más disculpable es la derrota.
A la ligera, ese es mi libro; un relato cierto, basado en escritos de americanos honrados. Mi mejor testigo, el general Nelson A. Miles, buen soldado y hombre de bien.
Mi obra irá a La Correspondencia de España, como al Heraldo de Madrid, y a los demás diarios importantes de la corte española; allí será juzgada, y lo que puedo adelantarte es que no será tachada de parcial en lo más mínimo, que la verdad resplandecerá siempre en todos sus artículos.

General Enrique Collazo. Diciembre de 1904.

Carta publicada por Xavier de Castro Mori en el blog Hojas de prensa.

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