Que Cuba continúa siendo un peligro claro y presente para Estados Unidos
se desprende del testimonio ofrecido este jueves por varios expertos en
la audiencia "La nueva política del Presidente y la seguridad nacional
de EEUU", en el Subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental de la
Cámara de Representantes.
Comparecieron como testigos Christopher Scott Simmons, fundador del blog Cuba Confidential y veterano agente de contrainteligencia de Estados Unidos; Fernando Menéndez, asociado principal del Centro para una Sociedad Libre y Segura (Center for a Secure Free Society); Jozé Azel, economista e investigador asociado principal del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami; y el embajador Dennis Hays, director de The Emergence Group y ex coordinador del Buró de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado durante la Administración Clinton.
La audiencia fue convocada por el presidente del subcomité Jeff Duncan (Carolina del Sur), y participaron los congresistas Albio Sires (D-Nueva Jersey); Ileana Ros-Lehtinen (R-Florida); Gregory Meeks (D-Nueva York); Ron DeSantis (R-Florida); Joaquin Castro (D-Texas); Matt Salmon (R-Arizona); Christopher Smith (R-Nueva Jersey); y Ted Yoho (R-Florida).
Los testigos recordaron actividades pasadas y presentes, secretas y
públicas, desarrolladas por el Gobierno de Cuba contra Estados Unidos y
para alterar el balance de poder en el hemisferio.
En el aspecto histórico se mencionó el envío de oficiales cubanos a Vietnam para interrogar a prisioneros de guerra estadounidenses; el refugio ofrecido a miembros de organizaciones terroristas como la ETA vasca y las FARC colombianas, y también a fugitivos de la justicia estadounidense
como los acusados de fraudes millonarios y la terrorista Joanne
Chesimard, una de los diez más buscados por la Oficina Federal de
Investigaciones.
Como parte de las actividades contra la seguridad de Estados Unidos y
del mundo actuales, o que continúan hasta el día de hoy, se expuso la exportación de asesores militares, policiales y de inteligencia para controlar vigilar y reprimir y masacrar a los venezolanos;
las conversaciones con Rusia para reabrir la base de escucha
radioelectrónica de Lourdes y la admisión de buques espías rusos en
puertos cubanos.
También, la expedición de 173 pasaportes venezolanos a elementos
islamistas para ingresar a Canadá; el envío secreto de armamento a Corea
del Norte, vetado y verificado por la ONU; la venta –o compartición– de
secretos de Estados Unidos a Gobiernos como los de Irán, Siria y Rusia;
y el reclutamiento e infiltración de espías en altas esferas del
Gobierno de Estados Unidos.
En ese sentido, salieron a relucir la información ofrecida al FMLN de El Salvador y al Gobierno de Manuel Noriega en Panamá por la espía cubana sembrada en la Agencia de Inteligencia para la Defensa Ana Belén Montes; la ofrecida a Saddam Hussein sobre la invasión de Estados Unidos; y más recientemente una penetración cubana en la Oficina Nacional de Reconocimiento (satelital) de Estados Unidos alrededor de 2012 que sólo cesó con el inicio de las conversaciones bilaterales.
Simmons, con más de 20 años de experiencia como
oficial de contrainteligencia del ejército estadounidense y de la
Agencia de Inteligencia para la Defensa, explicó la importancia de tener
en cuenta la amenaza del espionaje cubano para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Simmons dijo que fue parte de las más exitosas operaciones de
contrainteligencia de Estados Unidos hacia Cuba entre 1996 y 2004; que
su rol fue fundamental en el caso de la espía Ana Belén
Montes y que fue el oficial a cargo de la expulsión en el 2003 de 14
diplomáticos cubanos que trabajaban como espías del Gobierno cubano.
Subvalorado y mal entendido por más de medio siglo, el Gobierno de La
Habana sigue siendo un peligro claro y latente para Estados Unidos. Su
ejército y órganos de Inteligencia existen únicamente para asegurar la
continuidad del régimen, afirmó Simmons y explicó que los servicios de
espionaje cubanos se alimentan con los informes de millones de personas
que integran los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), lo cual hace
que la estructura per cápita de la Inteligencia cubana sea 34 veces mayor que la comunidad del Servicio de Inteligencia de Estados Unidos.
La inteligencia cubana se enfoca solo en dos puntos: El pueblo cubano y los Estados Unidos y una de sus tres agencias, la Dirección de Inteligencia (DI) está considerada como el quinto o sexto mejor servicio de inteligencia a nivel mundial. Los mueve la ambición y no la seguridad nacional, consideró Simmons.
La Habana es reconocida como "Traficante de inteligencia del mundo",
por vender y negociar información secreta robada a Estados Unidos, dijo
Simmons, y agregó que estas actividades reportan ganancias valoradas en
cientos de millones de dólares en efectivo, bienes y servicios para el
régimen.
El experto en contrainteligencia citó cinco aspectos de la nueva
política del presidente Barack Obama hacia Cuba que podrían conducir a
una mayor amenaza para la seguridad de Estados Unidos:
- Inyectar capital a los servicios de Inteligencia y Seguridad
cubanos con las ganancias de los viajes de estadounidenses a la isla;
- Facilitarles mejores oportunidades para evaluar y reclutar a los viajeros estadounidenses dispuestos a traicionar a su país;
- Proveerles acceso ilimitado a tecnología estadounidense que
mejoraría las capacidades tecnológicas de los servicios de espionaje y
represión cubanos;
- Eliminar las restricciones de viaje para los diplomáticos-espías
asentados en Estados Unidos. Hecho que será más notable con la eventual
apertura de una embajada de Cuba en Estados Unidos, consulados (en 1961
Cuba tenía 28 consulados en EEUU) y oficinas de la agencia Prensa Latina
(que ya tiene corresponsales en New York, Washington, Chicago, Los
Ángeles, San Francisco, Miami, Denver y Atlanta).
- Alimentaría el mito de que Cuba no constituye una amenaza para
Estados Unidos, algo proclamado por el régimen por más de cinco décadas.
Simmons concluyó que el fortalecimiento de las relaciones con Cuba
aumentará como nunca antes la eficacia y las ganancias de los servicios
de Inteligencia cubanos.
Un recuento similar hizo la congresista Ileana Ros-Lehtinen,
quien enumeró varias acciones del régimen de La Habana contra Estados
Unidos: El derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate; las
conversaciones con los rusos para reabrir las instalaciones de espionaje
de Lourdes en Cuba; la autorización de barcos espías rusos en aguas
cubanas; el contrabando de armas con Corea del Norte, el refugio a
fugitivos de ley estadounidense y a terroristas de FARC y ETA,
asesoramiento a militares en Venezuela.
También destacó que el régimen de Castro ha penetrado el servicio de
espionaje de Estados Unidos con espías como Ana Belén Montes y Kendall
Myers; recordó la presencia de agentes cubanos en las torturas a
prisioneros de guerra estadounidenses en un campo de prisioneros en
Vietnam del norte conocido como "The Zoo" y los lazos con Irán, Rusia y
Siria.
La congresista cubanoamericana terminó diciendo que el presidente
Obama debe aprender de la historia que negociar con el régimen de Castro
es un esfuerzo fallido.
La entrada de dólares no llegaría a los cubanos
Por su parte, Fernando Menéndez, del Centro para una Sociedad Libre y Segura,
analizó el impacto de la nueva política de Estados Unidos hacia Cuba
desde el punto de vista económico y explicó que las llamadas reformas
raulistas son parciales, lentas y tentativas porque encierran divisiones
internas dentro del Gobierno cubano y que, tal como ha sucedido con
intentos de apertura anteriores, el miedo de que las medidas sean
revocadas abruptamente es palpable.
El discurso para preparar a la población para las reformas económicas
y para el influjo de dólares estadounidenses enmascara el problema
fundamental de los gobernantes cubanos, hacer cambios económicos para
mantenerse en el poder. El poder centralizado en el grupo regente y no
en un sistema socio económico en particular es la definición de la
"Revolución cubana" de hoy, explicó.
Esta dinámica interna marca el contexto para normalizar las relaciones con Cuba y la propuesta de levantar el embargo.
El economista advierte que pensar que la entrada de dólares que
llegaría con el levantamiento del embargo vaya a parar en los bolsillos
de los cubanos, es ignorar la verdadera naturaleza de la economía
cubana. Explicó que por décadas han entrado a Cuba millones de dólares
provenientes del negocio y turismo de Canadá y países de Europa sin que
esto se traduzca en el mejoramiento de las condiciones de vida de los
cubanos. La primera y más grande tajada de divisas que llega a la isla
va a parar a manos del Gobierno y de los militares. En Cuba los
militares controlan el turismo, con ganancias de entre $2.000 millones y
$3.000 millones anuales.
En cuanto a lo político, Menendez aseguró que los gobernantes cubanos
buscan reescribir el contrato social al combinar un modelo económico
más liberal con el control absoluto del aparato estatal a cargo del
grupo gobernante. La voluntad de discutir la normalización de las
relaciones con Estados Unidos ha estado vetada por aquellos que
verdaderamente rigen la isla: Los militares, concluyó el economista.
En el testimonio leído en la audiencia, Menendez alertó que la
intención de Estados Unidos de normalizar las relaciones con Cuba otorga
gran legitimidad al Gobierno cubano actual y que esta nueva política
llega en un momento crítico para la situación interna de Cuba donde las
condiciones económicas reflejan un agravamiento del sistema económico
social, una transición histórica en el liderazgo del régimen y un
esfuerzo para encontrar un nuevo fundamento para continuar con el actual
sistema político.
Señaló que en la elaboración de una estrategia por parte de Estados
Unidos no se puede subestimar la fuerza del régimen cubano para
contrarrestar su agenda "promoviendo cambios que objetivamente van en
contra de nuestros intereses nacionales y forman alianzas con enemigos
de este país". Recordó también que "subestimar lleva a hacer
concesiones" y un apaciguamiento que "contradice nuestros valores y
principios más profundos y nos hace bajar la guardia ante amenazas
reales o en ciernes de los actores ideológicos y militares de la línea
dura en La Habana".
Menendez advirtió que "debemos ser conscientes, por ejemplo, que los
oficiales de inteligencia cubanos trabajan codo con codo junto a altos
mandos de las fuerzas armadas venezolanas, y esos militares están
involucrados en actividades de narcotráfico de las FARC colombianas".
Pasar por alto esa conexión es subestimar la fuerza y la capacidad del
adversario para hacernos daño.
En otro sentido, también se refirió a Cuba al referirse que es
"importante resguardarse contra una sobrevaloración de la fuerza del
enemigo", añadiendo que "la crisis existencial, las contradicciones
fundamentales que se dan entre las aspiraciones populares y las
restricciones institucionales... y las circunstancias económicamente
limitan la capacidad del régimen para maniobrar y lograr sus objetivos
previstos".
Finalmente, recordó que incluso la planificación más estudiada puede
fracasar cuando dijo que "es un error enfocarse en el plan del enemigo y
olvidar que incluso las estrategias más planificadas a menudo pueden
llevar a consecuencias no deseadas".
Nuevas medidas envían mensaje equivocado al resto del continente
José Azel, doctor en Asuntos Internacionales del Instituto para Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, advirtió sobre la posibilidad de que la Marina rusa tome posesión de la Base Naval de Guantánamo,
en caso de que Estados Unidos acceda a devolverla a Cuba, una de las
demandas del mandatario Raúl Castro para el restablecimiento pleno de
las relaciones entre los dos países.
El académico dijo que de flexibilizarse más las restricciones de viaje, los miles de barcos privados que comenzarían a visitar la isla frecuentemente podrían traer cargas escondidas, como drogas, bienes de contrabando o personas sin autorización para entrar a territorio estadounidense.
"Nuestra Guardia Costera, ya al límite, no sería
capaz de controlar de forma eficaz miles de embarcaciones privadas
viajando regularmente entre el sur de la Florida y Cuba", predijo Azel,
quien apuntó a las conexiones entre Cuba e Irán, como un nuevo riesgo de
entrada de contrabando y terrorismo a Estados Unidos.
Azel dijo que las nuevas medidas de la Administración de Obama
enriquecerán fundamentalmente a las fuerzas militares cubanas y no
impedirá una fuerte alianza con países como Irán, Rusia o Venezuela.
Además, enviará un mensaje equivocado al resto de los países del
continente americano: "Cada latinoamericano aspirante a dictador ahora
se da cuenta de que la supresión de libertades civiles en sus países no
es un impedimento para tener una buena relación diplomática y comercial
con Estados Unidos".
Vinculaciones de Cuba con el terrorismo
El embajador Dennis K. Hays, director de The Emergence Group,
comenzó su intervención cuestionando el historial de negociaciones
secretas del Gobierno de Estados Unidos, defendiendo que los miembros
del Congreso deberían estar al tanto de cualquier tipo de conversaciones
cuando se trata de decisiones que afectan a la política esencial del
país, como es el caso de Cuba.
En sus palabras, "cuando se trata de cualquier nación que no comparte
nuestras creencias y valores, es importante tener en cuenta la
intención y la capacidad de sus líderes".
Después de 55 años, recordó, "no es difícil saber las intenciones de los gobernantes cubanos",
cuando históricamente se han opuesto a los intereses y los valores de
Estados Unidos. Hays lanzó tres preguntas al aire: ¿Han abandonado los
Castro la retórica y la política del pasado?; ¿han comenzado un proceso
de liberalización y reformas políticas que merezcan una respuesta por
nuestra parte?; y, finalmente, ¿ha abandonado Cuba su ayuda a Estados y
organizaciones terroristas? En su opinión no hay evidencias que haya
hecho nada de eso.
En cambio, dijo, días después del anuncio del relanzamiento de relaciones entre ambos países, Raúl Castro reafirmó el alineamiento de Cuba con las ideas comunistas
y aceleró el arresto de 100 activistas. Más adelante –recordó– el
gobernante volvió a reivindicar demandas históricas como la devolución
de la Base de Guantánamo o el pago de compensaciones millonarias por los
años de embargo.
Todo esto, según Hays, cuando Cuba es un soporte para el terrorismo
a nivel mundial. Como ejemplo citó el apresamiento de un buque en 2014
con más de 200 toneladas de armamento con destino a Corea del Norte y
sigue ayudando a la "represión y al caos en Venezuela" con miles de
agentes infiltrados en los mandos militares.
Además de estos casos, según el embajador, sus raíces han llegado más allá de Latinoamérica, ya que se dieron a conocer lazos con la guerrilla de Hezbollah
o se destaparon los fondos destinados a sustentar milicias islamistas
en Canadá y Estados Unidos. Las relaciones con Irán son, además,
"excelentes" desde hace décadas, recordó.
Como consecuencia de estos argumentos, enumeró una lista de siete puntos que deberían exigirse a Cuba
para cualquier negociación, y que incluirían la devolución de presos de
la justicia norteamericana, la eliminación de oficinas de Inteligencia
en otras naciones, la extradición de los pilotos que derribaron las
avionetas de Hermanos al Rescate o la expulsión del territorio cubano de
miembros de las FARC, ETA y Hezbollah y demás organizaciones
terroristas.
También estarían entre las peticiones compartir información completa
sobre el envío de armamento a Corea del Norte, que apoyara las sanciones
contra Irán y, finalmente, que dejara de permitir a las agencias de
Inteligencia chinas y rusas trabajar en el país.
Cuba es, en su opinión, un país que ha llegado a controlar íntegramente la economía del país,
haciendo difícil cualquier tipo de iniciativa privada sin que los
ingresos vayan a parar al Estado. Se ha llegado a una situación en la
que "no hay derechos contemplados en la ley, donde tu trabajo, tu casa,
tu tarjeta de racionamiento y la educación de sus hijos dependen del
estado".
A su juicio, este total control es "una de las claves de la longevidad del régimen". Ese manejo de la economía, según su testimonio, le proporciona a Cuba los recursos para "exportar su marca autoritaria".