mercredi 17 octobre 2012

LA FRAZADA DE PISO: GUARDAR, POR SI LAS MOSCAS.

¡Aparecieron las frazadas!
Es más probable descubrir un pozo de petróleo en cualquier río que hallar una frazada de piso en cualquier tienda de Cuba. De buche en buche –como suele suceder luego de acostumbradas desapariciones- han retornado a los anaqueles de los puntos establecidos para la venta de estos artículos en moneda nacional y de las tiendas recaudadoras de divisas. Mas, las colchas no son un caso único; igual de fantasmagóricos han andado algunos productos de primera necesidad como el jabón, el detergente, el desodorante, el champú… Nada es inusual. 
Por años, la red comercial de la isla ha padecido de estos vaivenes condicionados, según los entendidos, por la carencia de materias primas, las trabas en las importaciones, el retraso de los envíos, las fallas en la contratación y hasta por la crisis económica mundial. 
Pero, ¿será una condena perpetua? ¿Desabastecimiento? ¿Demanda con menguada oferta? 
El problema parece recorrer el país. Pero en Sancti Spíritus, desde julio los estantes de las shoppings y las tiendas en moneda nacional mostraban igual deja vu: ni rastro de artículos de aseo. Comenzaron a abundar que si los recogieron para encarecerlos, que si están varados los barcos con la mercancía, que si… Lo cierto es que hablando la gente se entiende, pero a falta de información pululan las más disímiles conjeturas. 
Al menos, en lo que concierne al mercado minorista en moneda nacional las causas no se hallan -mayormente- en el desabastecimiento. 
“Hasta septiembre se había recibido en una provincia como sancti Spíritus y sito texto de prensa oficial -lo consignado en plan: 447, 3 toneladas de jabón de tocador y 307, 2 toneladas de jabón de lavar; solo se nos debían 25 toneladas de detergente Limtel. Lo que sucede es que en meses atrás hubo atrasos en la entrega de los productos de aseo por fallas en la industria y hubo déficit también en el mercado en divisas, por lo que concurrieron mayor cantidad de personas a comprar en nuestras unidades, se agotó el producto y todo ello trajo consigo que no exista una presencia estable de esos artículos”. 
En los nudos de esta madeja, tampoco descarta el especialista descalabros en la distribución que van desde la falta de disponibilidad de transporte por parte de la Empresa Universal, entidad a cargo del traslado de la mercancía, hasta la llegada de los envíos a cuentagotas durante todo el mes y el no arribo del producto, el mismo día, a los 183 puntos de venta establecidos en el territorio.- No obstante, a estas alturas las entregas de dichos artículos -que figuran entre los más demandados por la población rondan más de la mitad de lo consignado para el año; solo las colchas de trapear continúan en deuda. “En todo el 2012 no habíamos recibido la mercancía –sostiene la fuente -; el contenedor que debía llegar en agosto lo hizo este mes y se recibieron 124 000 frazadas que inmediatamente fueron distribuidas. Se prevé que antes de diciembre deban llegar dos envíos más, pero para el 2013 ya hicimos la solicitud de un millón, pues aquí solo recibimos anualmente alrededor de 400 000 frazadas y la demanda es mucho mayor”. 
Directivos del Ministerio de Comercio Interior reconocían el 13 de agosto, en el semanario Trabajadores, que las causas de tal desabastecimiento corrieron por los cauces de gestiones de importación a destiempo, errores de planificación, incumplimientos de la industria, falta de previsión… Según dictan especialistas más allá de tantas torceduras, la escasez de tales productos solo responde a una causa: la demanda supera con creces el plan de abastecimiento. 
Pero mientras no exista un respaldo en el mercado será así y nada podrá tampoco saciar esa sensación de incertidumbre que acarrea no pocas compras excesivas para guardar o para revender. Mas, las carencias no son solo en pesos cubanos. Iguales penurias han padecido en los últimos meses las tiendas recaudadoras de divisa. Aun cuando a ojos vista algunos jabones se exhiban en los mostradores; reaparezcan, de vez en vez, el detergente en polvo y los litros de aceite; o vuelva el champú de “a dólar”, no escapan a las redes de la inestabilidad. 
¡Corre qué se acaban!
Supongo que se deba a que los barcos demoraron en tocar puerto, a que se “perdieron” las materias primas, a que también se retrasaron los convenios, a que los planes se incumplieron o a que fallaron los proveedores… Supongo, digo, porque gerencias solo se halló una respuesta: silencio. 
Paradójico, en tiempos en los que se aboga por eliminar el secretismo, las vías instituidas en esas entidades para acceder a la información resultan más tortuosas que los malabarismos a los que debe recurrir el país para sostener los productos en el mercado. Y aunque en el reacomodo de su economía, la isla pondera la aplicación de formas de gestión eficientes, de una política de abastecimiento debidamente planificada y la diversificación de las opciones en el mercado, más allá de la letra impresa sobrevienen no pocos tropiezos. Inadmisible, además, que aún exista miopía en la previsión de planificar sin desamparar al mercado y que haya que esperar al próximo año para corregirla. 
Bien lo sabemos todos, mientras los productos para el aseo, como otros, vayan y vengan no habrá demanda satisfecha ni nadie podrá curar esa intuición casi genética de guardar, por si las moscas.

En exclusiva para ACC (desde Cuba) Rayko Macías, periodista cubano.

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