Francisco Castro, articulista del portal independiente Havana Times, lamenta en un artículo que los cubanos están “enfermos de inmovilismo” ante la incapacidad de la mayoría de protestar contra lo que él considera la “violación” diaria de sus derechos. El autor dice que a los cubanos “ya no les corre sangre por las venas” y que están hechos de “babaza”:
Eso lo sabemos todos, y no nos importa. Estamos tan confiados en que la babaza que nos posee es tan potente, que no importa que veamos a los que sí tienen sangre caliente y se tiran a las calles, y protestan contra las injusticias, porque están vivos, conocen sus derechos, y sobre todo porque no tienen miedo.Ojo: no tienen miedo a reclamar sus derechos, y sí a ser alcanzados por el inmovilismo. Eso nunca.Eso no nos mueve, y es que parece que estamos cómodos con la babaza. Somos violados y lo consentimos, porque es más fácil aguantar un poquito de dolor todos los días, con tal que después de la violación, nos coloquen compresas para aliviar la hinchazón. Estamos enfermos.Estamos enfermos de inmovilismo. Enfermos de miedo, enfermos de conformismo. El absurdo nos corroe. Vemos cómo nos pudre el cuerpo y no hacemos nada para evitarlo. Preferimos vivir con las extremidades carcomidas y apestosas, antes que extirpar esa extremidad.La enfermedad de los cubanos no tiene una cura benévola: es una cura de caballos, como la sal que se pone en las llagas de la boca, y se restriega hasta que se hace sangre. Solo así es posible que la llaga se desinfecte y cierre.La enfermedad de los cubanos se cura con sal. Sal que disuelva la babaza de la que estamos hechos los cubanos. Sal que desinfecte la herida, que arroje el pus afuera, que lo extermine. Sal, antes que la enfermedad se haga venérea.
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