EMILI J. BLASCOEJBLASCO / CORRESPONSAL EN WASHINGTON
Día 08/03/2013 - 16.44h
Su cuerpo fue trasladado en secreto desde Cuba a la capilla ardiente, según fuentes militares.
AFP
La versión de esos militares, comunicada a ABC a petición de mantener su anonimato, confirma además la información ya avanzada por este diario de que Chávez murió en Cubay no en Caracas, como insiste el Gobierno venezolano. El engaño de la procesión supone un nuevo montaje del Gobierno, sumándose a la larga lista de mentiras con que el chavismo ha llenado los últimos meses de vida de su líder. En realidad, el objetivo no era tanto burlar al pueblo, como su utilización política. «Querían mostrar un baño de multitudes con un claro interés político, permitiendo que la gente pudiera hasta tocar el féretro, el falso, sin poner en riesgo la integridad física del verdadero; no iban permitir que este, por lo que fuera, se cayera, cuando además parte de su estructura interna es de vidrio», indica una de las personas al tanto de las circunstancias del traslado.
De hecho, según destacan esas fuentes, tras producirse el cambio en el sótano de la Academia Militar, la seguridad alrededor del ataúd pasó a ser estricta, sin que se permitiera acercarse a nadie de la manera en que había ocurrido durante la marcha. A partir de ahí todo pasó a ser solemne, sin el desorden populista visto en el recorrido por la ciudad.
Estaba también el criterio de la conservación del cadáver. Someterlo a siete horas al calor de Caracas, cuando tenía que ser expuesto al público durante varios días antes de su sepultura, no era lo más aconsejable.
Al Hospitalito
Después de que Chávez falleciera el martes hacia las 7 de la mañana, hora local de La Habana, como ya desveló ABC, el cadáver del presidente fue llevado por la noche al aeropuerto venezolano de La Carlota, la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda, según aseguran los militares informantes. La Carlota está en el interior de Caracas, más cerca de Fuerte Tiuna que el aeropuerto internacional de Maiquetía. De allí fue conducido al Hospitalito, el centro médico de ese complejo castrense, en el que se encuentra el Ministerio de Defensa. Su nombre se debe al menor tamaño comparado con el Hospital Militar, situado a unos 7 kilómetros, en otro lado de la ciduad. A unos doscientos metros del Hospitalito está la Academia Militar.
En el Hospitalito, que posee una morgue, se abrió el féretro, se revisó el estado en que había llegado el cuerpo tras el vuelo y se concluyó la labor de vestirlo con el uniforme militar. En algún momento del miércoles el ataúd fue transportado al sótano de la Academia Militar.
Un féretro similar, vacío o con algún peso en su interior, fue llevado al Hospital Militar, de donde el miércoles por la mañana partió la procesión popular. Cuando esta llegó a la Academia, durante un rato la señal televisiva perdió de vista el ataúd. La excusa fue que había que adecentar el féretro, como quitarle las flores y otras cosas que el pueblo había arrojado o reposicionar la bandera que lo cubría. El que surgió de nuevo ante las cámaras, no ya sobre la plataforma de un coche fúnebre, sino a hombros de militares y otras autoridades, era el ataúd verdadero, que luego se abriría en la capilla ardiente.
Al parecer, en el ínterin, en privado, un reducido grupo de personas especialmente allegadas –la familia y probablemente los presidentes de Argentina, Bolivia y Uruguay, presentes también luego en la ceremonia pública celebrada en esa Academia Militar- tuvieron un acto íntimo.
Aunque la televisión venezolana no mostró ningún plano cercano del féretro cuando este fue abierto para el adiós público, diversas personas que acudieron a despedirse de los restos del presidente indicaron que lo habían visto ligeramente hinchado y sin pelo, nada que ver con las falsas fotografías difundidas por el Gobierno hace tres semanas.
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