Sigue lloviendo sobre lo mojado
LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -El control interno en las empresas estatales de Cuba sigue entre los temas peliagudos. Los resultados de la VII Comprobación Nacional, llevada a cabo entre el 29 de octubre y el 30 de noviembre del pasado año, revalidaron los números negativos.
Hasta el momento, la Contraloría General de la República no ha encontrado la fórmula para erradicar la pésima administración de los recursos, las ilegalidades y la falta de rigor en el uso de los presupuestos.
En las inspecciones practicadas en este período de tiempo, que incluyó a 234 entidades de todo el país, un 34% de las mismas no cumplieron con los parámetros establecidos, según informaciones publicadas en la prensa oficial.
De acuerdo con la experiencia, es muy probable que la cifra de empresas con problemas de organización, baja productividad y deplorables márgenes de eficiencia, entre otros problemas, sea mucho mayor.
¿Qué más se podría esperar de un contexto empresarial que sigue atado a las obsoletas normas del centralismo?
La reticencia a adoptar estrategias que garantizarían la salida del círculo vicioso, revela la génesis de un gobierno que se empeña en retrasar el reloj de los cambios verdaderos. Los clichés ideológicos siguen predominado sobre el pragmatismo. ¿Qué mejor explicación para entender la persistencia del estancamiento económico?
Cada paso en dirección a la apertura, si es que lo hecho hasta ahora merece tal calificativo, termina en una red de improvisaciones, mediocridades, apatías que se reproducen una y otra vez, tanto en las administraciones como en los colectivos laborales. Lamentablemente, la burocracia sigue en el liderazgo de un sistema que quieren actualizar con parches.
Para que la situación mejore es necesario legitimar los diversos tipos de propiedad sobre los medios de producción. ¿Por qué el término propiedad privada sigue fuera del léxico de la nomenclatura y de los medios de prensa que repiten las tonterías de siempre? Es increíble que todavía existan tales aberraciones, mientras el país se cae a pedazos.
Si no es a través de la irrupción del capitalismo con todas sus estructuras, es utópico pensar que el país salga del bache en que se encuentra. Solo con la reactivación de los generosos subsidios del extinto campo socialista, con la Unión Soviética a la cabeza, es que se pudiera remontar el listón del fracaso. Pero eso es parte de un sueño imposible.
El petróleo venezolano apenas sirve para remiendos más temporales de lo que fueron las multimillonarias ayudas del Kremlin y sus satélites. Entonces, todo lo referido por la contralora general de la República, Gladys Bejerano Portela, será pura palabrería.
En las próximas inspecciones nacionales emergerá como de costumbre el descontrol, las indisciplinas y los incumplimientos. Habrá que esperar por la llegada de nuevos aires que barran los disparates de la jerarquía del partido comunista en su prolongado ejercicio del poder.
Al trabajo periodístico sobre el tema, publicado en el semanario Trabajadores, en su edición del 18 de marzo, y que se titula, ¿Llueve sobre lo mojado?, yo le agregaría una inequívoca sentencia: Seguirá lloviendo.
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