"Yoani Sánchez no es ninguna mansa paloma, es una mujer fuerte, ambiciosa y con grandes proyectos personales."
Pronto se termina la gira de Yoani Sánchez y
como no ocurrirá nada nuevo con ella, (los gritos y la histeria ya no son
noticia) desde ahora podemos hacer un balance de lo que ha significado su
mediático recorrido fuera de Cuba. La primera observación que se me ocurre, es
que las pasiones que suscita esta mujer resultan demasiado desmesuradas como
para que no parezcan organizadas, tanto de un lado como del otro. En política
no hay buenos ni malos y por desgracia “tous
les coups sont permis”.
La sociedad de la información y del
espectáculo genera un volumen importante de plataformas informativas efímeras,
deseosas de atraerse con fines publicitarios una parte del público disponible.
Las noticias son divulgadas e inmediatamente olvidadas. Los medios tradicionales
parecen incapaces de competir con la “trend” “noticia” generada por la red y a
veces resulta difícil distinguir lo que es importante o significante y lo que
no. La publicación de una foto de un supuesto y agonizante Hugo Chávez, es un
ejemplo reciente, no es el primero y tampoco será el último. Cuando Yoani
regrese a Cuba, igual que le personaje de Wells que remontara el tiempo,
volverá al olvido; con el agravante de que sus glorias externas tendrán poco o
ningún impacto en Cuba y que además, serán explotadas en su momento por la
propaganda castrista, lo cual ahondará su divorcio con el Liborio común y
corriente, que como se sabe sólo está buscando una manera de salir huyendo de
aquel infierno como sea.
Hubiera sido mejor para ella, que no siguiera
presentándose como una modesta, frágil, perseguida e inocente damisela,
moviéndose por el mundo gracias a la benevolencia de amigos e instituciones. Es
una tontería que, como ya se ha dicho, lejos de honrarla, la desacredita. Yoani
Sánchez no es ninguna mansa paloma, es una mujer fuerte, ambiciosa y con
grandes proyectos personales. Permitir que la encasillen en un símbolo, sea
éste el de libertad, es como consentir que le corten las alas en pleno vuelo.
Se trata de un error estratégico porque a los cubanos les gustan las aves, pero
sólo cuando se posan en los hombros de los hombres fuertes o cocidas a la
barbacoa.
Así, atada de pies y manos como se encuentra
actualmente, no puede sino convertirse en una marioneta de sus propias
contradicciones como le sucedió a Iulia
Timochenko y, como ocurre frecuentemente con los guapísimos actores
de las series televisivas, le costará mucho romper esta imagen para poder hacer
carrera en Hollywood, o dicho de otra manera, en las Grandes Ligas de la
política, a las cuales aspira, a pesar de que afirme todo el tiempo lo
contrario. Nadie sacrifica su bienestar, ni el de su familia, por el sólo
“amor” a la patria, hacen siempre falta objetivos más elevados para mover la
maquinaria que sustenta el ego. Negarlo es un insulto a la razón.
Por otro lado, su discurso de fondo, se ha
centrado en una cuestión, que como ya lo han observado hasta los medios de
izquierda en América-latina, no difiere mucho de las posiciones oficiales del
gobierno Cuba. No hay nada nuevo en lo que dice, ni en la manera en que lo
hace.
Yoani está en contra del Embargo, es su
opinión, tiene el derecho de defender las ideas que quiera. Pero sus razones,
-todas afectivas-, soslayan las causas que motivaron estas medidas; para el que
no lo recuerde, la nacionalización sin compensaciones de las propiedades de las
compañías norteamericanas en Cuba.
El Embargo fue la respuesta natural,
indispensable, a una agresión contra el patrimonio de una nación soberana.
Hasta que no se diga lo contrario, la indemnización de esas propiedades robadas
por la dictadura sigue vigente. No se puede atentar contra la propiedad ajena
creyendo que no habrá consecuencias. Cualquiera que se manifieste a favor de
una normalización entre Cuba y los Estados Unidos, deberá afirmar en aras de la
credibilidad, que el respeto a la propiedad será un principio inalienable de la
Cuba nueva. El gesto apropiado pasa por el reconocimiento de esa deuda, y las
maneras en que se procederá a su rembolso.
Como el viajero de Wells Yoani volverá a Cuba,
trayendo consigo el único resultado visible de su gira por occidente: el de una
flor ajada y el de una ocasión perdida.
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