Con frecuencia encuentro que determinados politólogos y hasta lideres de la oposición, interna o externa, clasifican como reformas o aperturas las medidas adoptadas por el dictador Raúl Castro y eso es hacerse eco de una falsa. Toda reforma en Cuba implicaría un cambio estructural que modifique las bases del modelo totalitario. Para nada ha ocurrido nada parecido.
Reformas se están dando en Myanmar, donde existía una Junta Militar muy parecida a la de los Castro, que decidió replegarse y dar paso a un gobierno civil, además de implementar la libertad de expresión, reunión, el pluripartidismo y las elecciones libres. Hoy, la líder opositora y Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, disfruta de libertad y posiblemente sea la que resulte presidente en las próximas elecciones.
En la isla continúa el mismo clima de irrespeto a los derechos y libertades de todos los ciudadanos. Comprar y vender casas y autos siempre se hizo en la isla, aunque fuera considerado ilegal. Entrar y salir del país también, con la vergüenza de que había que pedir permiso al gobierno, pero siempre se viajó. Tener un negocio particular siempre fue una realidad en el mercado negro...
Los Castro no abren el país, todo lo contrario, sino comparen la cantidad de actos de repudio y de detenciones arbitrarias, las golpizas a opositores o el total de la población penal del país. Siguen valiéndose de un régimen policial sostenido por la represión. No debemos hacer el papel de tontos útiles.
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