LA HABANA, Cuba.- Gran mito de la “revolución“ cubana el que todos en la isla tienen acceso a una vivienda digna. Mito poco hablado, poco debatido y poco analizado. ¿Qué tiene que hacer un cubano para comprarse una casa? ¿Cuánto cuesta una casa en Cuba? ¿Qué pasa con el cubano que no tiene casa? ¿Quiénes compran?
Nuestra burbuja inmobiliaria
En el 2011, el decreto ley 288 eliminó la prohibición de la compraventa de casas en Cuba. Desde entonces, el mercado inmobiliario se ha disparado al igual que los precios, creando una burbuja inmobiliaria en medio de un país con un caos salarial.
Antes, los cubanos debían acudir a vías ilegales para vender una propiedad. La más común era un falso matrimonio con divorcio exprés para donar legalmente la propiedad vendida, y que todo quedara en regla. Ahora, aunque las vías legales se han flexibilizado, siguen existiendo irregularidades y la misma especulación.
Según estudio minucioso que hicimos de cómo se mueve el mercado inmobiliario en La Habana, una casa o apartamento promedio en condiciones medianamente decentes, no cuesta menos de 150,000 dólares. Se pueden encontrar propiedades desde 10,000 hasta 2 millones de dólares. Para vender una casa, sólo se necesita pagar al Gobierno previamente el impuesto del 4% del valor declarado y en un notario con todos los papeles en regla se puede efectuar la compraventa.
El gran problema radica en que el Estado valora las casas a un bajo precio en pesos cubanos (sin paridad al dólar), en dependencia de la zona y los metros cuadrados, y este valor es el que se declara y simbólicamente se hace la transferencia de propiedad. Luego, debajo del mantel, se cobra lo que verdaderamente cuesta la casa en pesos convertibles o dólares.
El Gobierno no permite que los bancos (todos estatales) hagan préstamos con el fin de comprar una propiedad. Por lo tanto, no existe el crédito ni la hipoteca; las casas se compran en efectivo y se paga la totalidad del precio al momento de la compra. Aquí es donde nace la propaganda oficial que dice que “Cuba es el único país en el mundo donde no existe la crisis hipotecaria“.
Pero… ¿Quién compra?
El salario promedio en Cuba, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), es de 18 dólares al mes. En teoría, un cubano tendría que reunir 694 años de salario íntegro para poder pagar una casa en La Habana.
Sin embargo, los cubanos emigrados (en su gran mayoría en La Florida), están enviando dinero a la familia en la isla para comprar propiedades.
-Muchos están viniendo de Miami a comprar en Cuba, incluso, la semana pasada atendí a uno que volvió para comprar la misma casa que el Gobierno le decomisó cuando se fue definitivo del país-, contaba María Antonia, abogada de vivienda en Habana Vieja.
No existe una persona en Cuba que con su salario pueda comprarse una casa.
Otro potencial comprador es el turista que adquiere una vivienda en Cuba poniendo la propiedad a nombre de un cubano de confianza. Aunque es muy común esta práctica, no existe ningún espacio legal que proteja los derechos de los foráneos.
-Se están vendiendo muchas casas de las que fueron decomisadas a sus dueños originales a principios de la década del 60 por Fidel Castro. Sus nuevos dueños hoy se están haciendo ricos-, Contaba Maria Antonia
¿Quién vende?
La mayor parte de las personas que venden sus viviendas lo hacen para ganar algún dinero y mudarse a alguna más chica. Otros las venden antes de emigrar definitivamente de Cuba. Algo que se está viendo frecuentemente en la actualidad, es al damnificado por huracán o derrumbe que recibe del Gobierno un apartamento de bajo costo y lo vende, para así tener algo de dinero o poder emigrar.
Este negocio no se detiene, a pesar de la crisis económica que afecta a Cuba. Cada día se venden muchas casas y el precio tiende a todo menos a bajar. Grandes sumas de dinero en efectivo son manejadas en la isla; pero como decíamos arriba: esto sólo sucede en la burbuja. La inmensa mayoría de los cubanos ni siquiera han considerado alguna vez la posibilidad de comprarse una casa.
-Aquí vivimos nueve personas: mi marido, mis dos hijos, mi padre, mi suegra, el hermano de mi suegra y un tío mío con su mujer-, explica Yanelis sobre su apartamento de 40 metros cuadrados, de un solar en Centro Habana.
Es muy común ver viviendo en tan poco espacio a tanta gente. Esto se debe al déficit de vivienda que existe y a los altos índices de inmigración proveniente de otras provincias. En una casa donde normalmente deberían vivir dos personas, hoy viven hasta 15.
Muchos familiares de otras provincias vienen a La Habana a intentar mejorar su nivel de vida, pero aquí son considerados “ilegales“ y no tienen derecho de trabajar, estudiar o residir. Al ser identificados por la policía, son multados y deportados a sus respectivos lugares, para “evitar el crecimiento poblacional desproporcionado“, según explica la ley.
Comprarse una casa en Cuba es un sueño para la población trabajadora y un privilegio para la nueva clase pudiente que está naciendo gracias a la comunidad exiliada cubana. Las extremas diferencias sociales cada vez son más crudas y se alejan a paso acelerado de cualquier doctrina política remotamente parecida al socialismo.
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