lundi 18 février 2013

¿Eran tan buenas las intenciones del aliado norteamericano?


¿Eran tan buenas las intenciones del aliado norteamericano?
Máximo Gómez Báez
 (18 de noviembre de 1836 – 17 de junio de 1905)
 General en Jefe de las tropas independentistas cubanas
en la Guerra del 95. Foto:latinamericanstudies.org

La imagen de los norteamericanos que nos ofrece Gómez en su carta encontrará en la historia real mas de un motivo de empaño.
Para comenzar tenemos el envío a Cuba como jefe supremo de las Fuerzas Norteamericanas de un hombre carente del más mínimo tacto político necesario para facilitar la relación con los cubanos, el coronel William R. Shafter, más fácil de distinguir por su corpulencia que por su capacidad diplomática y difícil podría ser de otra manera en quien si bien, se había destacado en las tropas federales durante la guerra de Secesión, no era militar de carreras, ya no hablemos de hombre de estudios, ni siquiera había tenido antes puestos de responsabilidad y no sabemos hasta donde habría llegado la paciencia de los cubanos, si con la prolongación de la guerra hubieran llegado a tomar conciencia de su condición subordinada, más que de aliados, de igual a igual. Algo injusto, pues de no ser por la capacidad táctica y estratégica del General Calixto García y sus hombres, del conocimiento del terreno y de las fuerzas españolas que tenía el ejercito libertador cubano, difícilmente habría caído Santiago, y con él, todo la región que vino a dar a manos Norteamericanas.
Hablamos de un suelo ubicado en la provincia donde más fuerte había sido el independentismo cubano, la oriental. Por supuesto esto no lo definía todo, la ocupación inglesa de la zona occidental de la isla entre julio de 1762 y julio de 1763 no impidió la recuperación de la isla total de la isla por España a cambio de la entrega de sus posesiones floridanas a Gran Bretaña. Algo similar habría podido ocurrir con una provincia oriental ocupada ahora por los anglosajones del nuevo mundo.
A esto podríamos añadir, la fuerte oposición histórica, existente dentro de la unión norteamericana a la separación de los cubanos de España otro de los factores del retrasó significativamente tanto la independencia de España como y la añorada anexión, por parte de no pocos cubanos, de la isla a Estados Unidos, hablo de una reacción antianexionista que, sin desconoces la importancia económica e incluso estratégica que representaría la incorporación de la isla a los Estados Unidos, no dejaba de temer al elemento étnico, una posición basada en prejuicios, por no hablar de un racismo puro y duro que quedó claramente expuesto en el artículo, definámoslo suavemente como proteccionista ¿QUEREMOS A CUBA?, publicado por el Manufacturer de Filadelfia, 16 de marzo de 1889.
Aquí se reconoce que quien posea la isla dominará tendrá canales interoceánicos, que en Cuba están las bahías más hermosas de toda esa región que capacidad productiva no es aventajada en toda la tierra, que su tabaco es el mejor del mundo y su suelo el favorito para le cultivo de la de la caña de azúcar que allí prosperan todos los frutos tropicales, que no hay riesgo de hielo, etc, etc, etc. Pero al mismo tiempo se dice de sus habitantes:
¿Cuál será el resultado de la tentativa de incorporar a nuestra comunidad política una población tal como la que habita la Isla? Ni un solo hombre entre ellos habla nuestro idioma. La población se divide en tres clases: españoles, cubanos de ascendencia española, y negros. Los españoles están probablemente menos preparados que los hombres de ninguna otra raza blanca para ser ciudadanos americanos. Han gobernado a Cuba siglos enteros. La gobiernan ahora con los mismos métodos que han empleado siempre, métodos en que se juntan el fanatismo a la tiranía, y la arrogancia fanfarrona a la insondable corrupción. Lo menos que tengamos de ellos será lo mejor. Los cubanos no son mucho más deseables. A los defectos de los hombres de la raza paterna unen el afeminamiento, y una aversión a todo esfuerzo que llega verdaderamente a enfermedad. No se saben valer, son perezosos, de moral deficiente, e incapaces por la naturaleza y la experiencia para cumplir con las obligaciones de la ciudadanía en una república grande y libre. Su falta de fuerza viril y de respeto propio está demostrada por la indolencia con que por tanto tiempo se han sometido a la opresión española; y sus mismas tentativas de rebelión han sido tan lastimosamente ineficaces que se levantan poco de la dignidad de una farsa. Investir a semejantes hombres con la responsabilidad de dirigir este gobierno, y darles la misma suma de poder que a los ciudadanos libres de nuestros Estados del Norte, sería llamarlos al ejercicio de funciones para las que no tienen la menor capacidad.
En cuanto a los negros cubanos están claramente al nivel de la barbarie. El negro más degradado de Georgia está mejor preparado para la Presidencia que el negro común de Cuba para la ciudadanía americana. Podríamos arreglarlo de modo que la Isla quedase como un territorio o una mera dependencia; pero en nuestro sistema no hay lugar para cuerpos de americanos que no sean, o que no puedan aspirar a ser, ciudadanos.

Y resulta curioso que este discurso que mas allá de lo errado, y siendo una retranca contra las ideas anexionista, haya tenido como respuesta más contundente la que le dio José Martí, en su carta al rotativo neoyorquino The Evening Post, conocida bajo el título de Vindicación de Cuba, sobre el que volveremos en otro momento.

Al final la idea que sostiene el periódico norteamericano es que la adquisición de Cuba, si bien barata en un principio al final podría salir muy cara. Estamos hablando de 1889, cuando se manejada la posibilidad de la compra de la isla. Pero en 1898, está claro no solo que España no quiere vender la isla, sino que está dispuesta a gastar hasta la última peseta en el sofocamiento del separatismo. Otra cosa será si la guerra toca las puertas de su casa.
Al final se propone como solución lo que tanto había temido y denunciado José Antonio Saco en su vieja polémica con los Anexionistas: el peligro de la americanización de la isla “cubriéndola con gente de nuestra propia raza”. Nótese que no se habla de mezcla, ni de convivencia con la población autóctono. ¿Acaso implica este “silencio” la aplicación de una política eugenésica? Una estrategia que se manifestó en el dejar utilizar el territorio norteamericano para el auspicio de una guerra que trajo por consecuencia la aniquilación de unos En estos espacios morirían por causa del hambre y de las enfermedades alrededor de 200.000 campesinos cubanos y en la que solo se interviene cuando el conflicto comienza a amainar como consecuente de tanto de la declaración de autonomía como del resultados del genocidio aplicado por el Estados Español sin que ninguna nación de la región movieran se un solo dedo en su contra.

Esta posición es la que podría haber confirmado la manida carta presuntamente escrita por el Subsecretario de Guerra J. C. Breckenridge del 24 de diciembre de 1897 al Teniente General N. A. Miles:

…La isla de Cuba, con mayor territorio, tiene mayor densidad de población que Puerto Rico, y está desigualmente repartida; a pesar de ello, constituye el núcleo de población más importante de las Antillas. Su población la constituyen las razas blanca, negra, asiática y sus derivadas. Sus habitantes son por regla general, indolentes y apáticos. En ilustración se hallan colocados desde la más refinada hasta la ignorancia más grosera y abyecta. Su pueblo es indiferente en materia de religión, y por lo tanto, su mayoría es inmoral, como es a la vez de pasiones vivas, muy sensual; y como no posee sino nociones vagas de lo justo y de lo injusto, es propenso a procurarse los goces no por medio del trabajo, sino por medio de la violencia; y como resultado eficiente de esta falta de moralidad, es despreciador de la vida.
Claro está que la anexión inmediata a nuestra federación de elementos tan perturbadores y en tan gran número, sería una locura, y antes de plantearla debemos sanear ese país, aunque sea aplicando el medio que la Divina Providencia aplicó a Sodoma y a Gomorra.
Habrá que destruir cuanto alcancen nuestros cañones, con el hierro y con el fuego; habrá que extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera, diezmen su población pacífica, y mermen su ejército; y el ejército aliado habrá de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para que sufran indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuegos, y a ellas se encomendarán precisamente todas las empresas peligrosas y desesperadas.
La base de operaciones más conveniente será Santiago de Cuba, desde donde se podrá verificar la invasión lenta por Camagüey, ocupando con la rapidez posible los puertos necesarios para refugio de nuestras escuadras en la estación de los ciclones.
Coetáneamente, o mejor dicho, cuando estos planes empiecen a tener cumplido desarrollo, se enviará un ejército numeroso a la provincia de Pinar del Río, con el objeto de completar el bloqueo marítimo de La Habana con la circunvalación por tierra; pero su verdadera misión será la de impedir que los enemigos sigan ocupando el interior, disgregando columnas de operaciones contra el ejército invasor de Oriente, pues dadas las condiciones de inexpugnabilidad de La Habana, es ocioso exponernos ante ella a pérdidas dolorosas.
El Ejército Occidental empleará los mismos procedimientos que el Oriental. Dominadas y retiradas todas las fuerzas regulares de los españoles, sobrevendrá una época, de tiempo indeterminado, de pacificación parcial durante la cual seguiremos ocupando militarmente todo el país, ayudando con nuestras bayonetas al gobierno independiente que se constituya, aunque sea informalmente, mientras resulte en minoría con el país. El terror por un lado y la propia conveniencia por otro, han de determinar que esa minoría se vaya robusteciendo y equilibrando sus fuerzas, constituyendo en minoría al elemento autonomista y a los peninsulares que se queden en el país.
Llegado este momento, son de aprovecharse, para crear conflictos al gobierno independiente, las dificultades que éste tiene que acarrear la insuficiencia de medios para atender a nuestras exigencias y los compromisos con nosotros contraídos los gastos de la guerra y la organización de un nuevo país. Estas dificultades habrán de coincidir con las reivindicaciones que los atropellos y violencias han de suscitar entre los dos elementos citados, y a los cuales debemos prestar nuestro apoyo.
Resumiendo: nuestra política se concreta a apoyar siempre al más débil contra el más fuerte, hasta la completa exterminación de ambos, para lograr anexarnos la Perla de las Antillas.


El problema de la carta de J.C. Breckenridge es que nadie ha visto la versión original, lo que se conoce es su reproducción en el libro de Enrique Collazo en su libro “La guerra en Cuba” publicado en 1926. Esto sumando al antinorteamericanismo latente de Collazo, sirve de base para que muchos investigadores la tomen por un apócrifo, incluido Rolando Rodríguez cuyo artículo Un documento apócrifo: El memorándum Breackreazon, titulado también de Breckinridge fue publicado en el 2009 por la revista oficialista cubana Calibán, algo que no deja de llamar la atención siendo la historiografía castrista tan poco dada a exculpar a los norteamericanos.
Apócrifo o no el documento de trata de la guerra sangrienta, que al margen del percance de la Fernandina y lo que nos enseñen los animados de Elpidio Valdés y por supuesto de las normas mas elementales del derecho internacional. dejaran fraguar en su propio territorio los norteamericanos, la misma conflagración que según la anécdota de Luis Baralt, impedía conciliar el sueño a su principal promotor, José Martí, suspirando por el sufrimiento que traería a las madres cubana su “revolución necesaria” 
(Gonzalo de Quezada y MirandaAsí fue Martí (Editorial Gente Nueva, La Habana 1977, página 88).


Lo cierto es que, ni España había apagado al independentismo cuando entran los Estados Unidos en la guerra, ni tampoco había sido del todo derrotada en la isla por los americanos cuando se firman la paz. El motivo de su rendición es otro que ya hemos sugerido en nuestro artículo anterior sobre los acontecimientos principales de aquella guerra, cuando hablábamos de la orden recibida por Cervera para que regresara con su flota a España, decisión absurda si no tiene en cuanta el temor a un desembarco norteamericano en la propia península.
Como bien afirma el historiador Tomas Hugh en su libro Cuba La Lucha por la libertad, fue la intervención de Estados Unidos, principal cliente de Cuba, lo que ue decidió el fin de la guerra independentista y considera que de no haber sido por este país el gobierno autonomista se habría consolidado y Ramón Blanco hubiera logrado un nuevo Zanjón (página 299) y aunque a la larga el autonomismo habría acogido como buenas las intervenciones norteamericanas, mucho mejor resultó para esta la existencia la existencia de un poder “nacional” comprometido desde su nacimiento con el intervensionismo, una fórmula que sin dudas debe su existencia a la experiencia filipina donde los independentistas no tardaron en enfrentarse a los nuevos ocupantes, en Cuba no fue asís entre otros motivos porque el independentismo quedó obnubilado con la ficción de república independiente que se le ofreció a partir de 1902, cuya constitución nacía con la afrenta de la Enmienda Platt, Ley presentada el 25 de febrero de 1901 por el Comité de Asuntos Cubanos del senado y aprobada definitivamente el 2 de marzo de 1901, el Congreso norteamericano norteamericano, según la cual el gobierno de la isla era tratado como un menor de edad al que se le prohibía la concertación de tratados que menoscabaran la independencia cubana la soberanía cubana, implicara deudas por encima de su capacidad de pago de las mismas y lo peor concedía a los Estados Unidos el derecho a intervenir militarmente. Así mismo se responsabilizaba al país tanto con su propia higiene como con la protección del comercio y el pueblo del sur de los Estados Unidos., dejaba en el aire el estatus de Isla de Pinos como si Cuba no fuera dueña del archipiélago que lleva su nombre y por ultimo imponía la existencia de bases navales en suelo cubano como la célebre Base de Guantánmo. Con ello se creaban las bases para un proceso de norteamericanización gradual de la isla que no se ha detenido, si quiera con la llegada del régimen comunista, cuya política interna depende, aunque sea por oposición a la que siga los Estados Unidos y que curiosamente ha desarrollado una política de reducción de la natalidad que solo tiene parangón en la aplicada bajo la condición de estado asociado en la otra isla ocupada en 1898 por los norteamericanos. Puerto Rico.
La trascendencia de la ocupación de Cuba por Estados Unidos radica en que aquí se puso en práctica, por primera vez en la historia un modus operandi que luego de ha repetido con mínimas variaciones a nivel global, en Japón y la Europa occidental “liberada” tras las segunda guerra mundial, en Irak y por último en Afganistán. En este sentido y en muchos otros Cuba han sido más que un patio trasero, el gran el laboratorio social de su colosal vecino.



Carlos Manuel Estefanía

5 commentaires:

  1. jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja.......
    que buena espania pobrecita espania...

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  2. Oh si que buenos que eran los espanolitos...ah nuestra madre patria que bien se portó con nosotros..

    [IMG]http://i1111.photobucket.com/albums/h466/chevy116/executions.gif[/IMG]

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  3. si claro uyyy que como hay que quererlos a los espanoles....
    http://i1111.photobucket.com/albums/h466/chevy116/mambi12.gif

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  4. si oh si,que malos los americanos que se inmiiscuyeron en nuestra guerra e impidieron que continuara el autonomismo

    [IMG]http://i1111.photobucket.com/albums/h466/chevy116/mambi10.gif[/IMG]

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  5. " y que curiosamente ha desarrollado una política de reducción de la natalidad que solo tiene parangón en la aplicada bajo la condición de estado asociado en la otra isla ocupada en 1898 por los norteamericanos. Puerto Rico."
    ya ya..carlitos....ya nos veremos las caras y hablaremos de cuando,dodnde y como fueron las políticas de reducción de natalidad...
    ay carlitos parece que tú ignoras cuanto material de archivo existe para darte así....zas...por toda la boca...
    "como dicen los mismos espanoles"....

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