Neoclubpress, Armando Añel
En Cuba, el proceso de “rectificaciones raulistas” continúa su errática andadura –un pasito pa´adelante, un pasito pa´atrás--, pero a su vera florece, cada vez con mayor ahínco, una planta cada vez más parecida a la famosa glásnost de los años ochenta, aquella que desde la antigua Unión Soviética pusiera punto final a la viabilidad del comunismo en casi todo el mundo.
Es que la atmósfera transicional, entendida como una plataforma que la sociedad civil cubana pone a disposición de la clase gobernante para que ésta despegue hacia la democracia , se hace cada vez más pesada en la Isla. Lo cual presagia una suerte de interminable diluvio para el arca cada vez más desarbolada de la ortodoxia oficialista. Un diluvio que terminará por hundir al castrismo tardío. En este escenario el ciberespacio y las nuevas tecnologías, como se ha dicho en otras oportunidades, jugarán –ya están jugando-- un papel fundamental.
La paradoja de que un régimen que se hunde económicamente ignore, e incluso combata, el revolucionario avance de las telecomunicaciones e Internet, no puede sostenerse por mucho más tiempo. Ni siquiera apuntalada por el minucioso aparato represivo, de coacción y de vigilancia, con que cuenta el castrismo. Verdad que si algo no puede permitirse un sistema totalitario es la libre circulación de ideas. Pero es que, según todo parece indicar, a estas alturas del partido el asunto se le ha ido de las manos a la dirigencia (y manda la economía, estúpido).
En el corazón de Occidente, con un exilio que representa cerca del veinte por ciento de la población cubana a apenas noventa millas de la Isla, sin financistas de peso más allá de una Venezuela ya sin papel higiénico y con la desaparición de su máximo valedor consumada –Hugo Chávez--, la dirigencia castrista no está en condiciones de sostener el inmovilismo. Cada vez más, la emergente sociedad civil cubana presiona en dirección a los cambios, como el buceador en pos de la superficie. Cada vez resulta más evidente que un cambio de régimen está a la vuelta de la esquina. En el poder en Cuba, “le echo” menos de cinco años al castrismo.
En Cuba, el proceso de “rectificaciones raulistas” continúa su errática andadura –un pasito pa´adelante, un pasito pa´atrás--, pero a su vera florece, cada vez con mayor ahínco, una planta cada vez más parecida a la famosa glásnost de los años ochenta, aquella que desde la antigua Unión Soviética pusiera punto final a la viabilidad del comunismo en casi todo el mundo.
Es que la atmósfera transicional, entendida como una plataforma que la sociedad civil cubana pone a disposición de la clase gobernante para que ésta despegue hacia la democracia , se hace cada vez más pesada en la Isla. Lo cual presagia una suerte de interminable diluvio para el arca cada vez más desarbolada de la ortodoxia oficialista. Un diluvio que terminará por hundir al castrismo tardío. En este escenario el ciberespacio y las nuevas tecnologías, como se ha dicho en otras oportunidades, jugarán –ya están jugando-- un papel fundamental.
La paradoja de que un régimen que se hunde económicamente ignore, e incluso combata, el revolucionario avance de las telecomunicaciones e Internet, no puede sostenerse por mucho más tiempo. Ni siquiera apuntalada por el minucioso aparato represivo, de coacción y de vigilancia, con que cuenta el castrismo. Verdad que si algo no puede permitirse un sistema totalitario es la libre circulación de ideas. Pero es que, según todo parece indicar, a estas alturas del partido el asunto se le ha ido de las manos a la dirigencia (y manda la economía, estúpido).
En el corazón de Occidente, con un exilio que representa cerca del veinte por ciento de la población cubana a apenas noventa millas de la Isla, sin financistas de peso más allá de una Venezuela ya sin papel higiénico y con la desaparición de su máximo valedor consumada –Hugo Chávez--, la dirigencia castrista no está en condiciones de sostener el inmovilismo. Cada vez más, la emergente sociedad civil cubana presiona en dirección a los cambios, como el buceador en pos de la superficie. Cada vez resulta más evidente que un cambio de régimen está a la vuelta de la esquina. En el poder en Cuba, “le echo” menos de cinco años al castrismo.
Si esto lo dice Armando,hasta yo me lo creo,jeje....
RépondreSupprimerBueno, él maneja mucha información, esperemos que no se equivoque.
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