G-8 – Por Carmelo Rivero
El karma de las regiones ultraperiféricas son sus lastres endógenos: es sabido que propenden a tasas desmesuradas de paro, bolsas de miseria, empleo de baja cualificación, menores salarios medios y escaso número de grandes empresas (en régimen de cuasi monopolio).
No sienta usted la más mínima vanagloria de ser una RUP, diríamos al territorio de ultramar de turno sin evitar herirle el orgullo; esa no es una medalla, sino un canon que acredita que usted está lejos y lo pasa peor. Canarias lo sabe bien: la distancia le complica la vida. Son regiones vulnerables y dependientes, nos explicaba el otro día el economista José Miguel González, director gerente de la Sociedad de Desarrollo de Santa Cruz, cuyo reciente foro comercial moderé en la Cámara de Comercio. Al describir los vaivenes de ese karma pendular de las economías insulares, estableció que cuando el PIB nacional crece, ellas crecen aún más, y cuando decae, lo hacen en mayor medida. Me pregunto cómo interferir esa especie de ritmos circadianos en las economías gemelas aisladas, cuando vienen vacas flacas. González sugiere “diversificar las demandas”, “aprender a nadar antes del naufragio”, pero José Carlos Francisco (también economista y titular de la CEOE tinerfeña) desmonta uno de nuestros mitos en su próximo libro: la diversificación económica de las islas, dice, es un farol, “no es viable”.
Polemizar no es mala opción. Ahora bien, el turismo por sí solo no consigue redimir a los 14.000 y pico parados menos del segundo trimestre. Apelando a la flor del ministro De Guindos, nuestro caso es el de una economía tajinaste que se recupera entre algodones, mano a mano con los más desfavorecidos. Toda estrategia contra la pobreza sabe que persigue una sombra. Las familias sin ingresos censadas en Canarias corren la peor suerte. Tras participar en un seminario sobre vivienda, comprobé que trabajo y techo se han vuelto dos fantasmas. ¿Qué se requiere para fundar el G-8 de las grandes fortunas de las islas, que acuda en auxilio de los desesperados? Los Warren Buffett, Bill & Melinda Gates o Amancio Ortega de Canarias existen. ¿Dónde están, qué hacen, o mejor, qué no hacen?
El karma de las regiones ultraperiféricas son sus lastres endógenos: es sabido que propenden a tasas desmesuradas de paro, bolsas de miseria, empleo de baja cualificación, menores salarios medios y escaso número de grandes empresas (en régimen de cuasi monopolio).
No sienta usted la más mínima vanagloria de ser una RUP, diríamos al territorio de ultramar de turno sin evitar herirle el orgullo; esa no es una medalla, sino un canon que acredita que usted está lejos y lo pasa peor. Canarias lo sabe bien: la distancia le complica la vida. Son regiones vulnerables y dependientes, nos explicaba el otro día el economista José Miguel González, director gerente de la Sociedad de Desarrollo de Santa Cruz, cuyo reciente foro comercial moderé en la Cámara de Comercio. Al describir los vaivenes de ese karma pendular de las economías insulares, estableció que cuando el PIB nacional crece, ellas crecen aún más, y cuando decae, lo hacen en mayor medida. Me pregunto cómo interferir esa especie de ritmos circadianos en las economías gemelas aisladas, cuando vienen vacas flacas. González sugiere “diversificar las demandas”, “aprender a nadar antes del naufragio”, pero José Carlos Francisco (también economista y titular de la CEOE tinerfeña) desmonta uno de nuestros mitos en su próximo libro: la diversificación económica de las islas, dice, es un farol, “no es viable”.
Polemizar no es mala opción. Ahora bien, el turismo por sí solo no consigue redimir a los 14.000 y pico parados menos del segundo trimestre. Apelando a la flor del ministro De Guindos, nuestro caso es el de una economía tajinaste que se recupera entre algodones, mano a mano con los más desfavorecidos. Toda estrategia contra la pobreza sabe que persigue una sombra. Las familias sin ingresos censadas en Canarias corren la peor suerte. Tras participar en un seminario sobre vivienda, comprobé que trabajo y techo se han vuelto dos fantasmas. ¿Qué se requiere para fundar el G-8 de las grandes fortunas de las islas, que acuda en auxilio de los desesperados? Los Warren Buffett, Bill & Melinda Gates o Amancio Ortega de Canarias existen. ¿Dónde están, qué hacen, o mejor, qué no hacen?
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