Salim Lamrani es un investigador francés contemporáneo, doctor en estudios ibéricos e hispanoamericanos por la Universidad de la Sorbona en París. Su tesis de doctorado De Fulgencio Batista à Fidel Castro : Cuba et la politique étrangère des Etats-Unis 1956-1959, muestra que su interés por la cuestión cubana no es un pasatiempo pasajero. Así en pocos años se ha ido convirtiendo en uno de los "especialistas" de Cuba más consultados en internet. Basta echar un vistazo a su (auto)página en Wikipedia para convencerse de lo que estamos diciendo.
Como investigador se describe como alguien comprometido con la verdad y nada más que la verdad, algo que se acomoda al rango de un universitario de su calibre, así pues « Lamrani n’entre pas dans des considérations politiques ou idéologiques. Il se base uniquement sur des faits et place les médias occidentaux face à leurs propres contradictions. Les sources utilisées ne sont pas confidentielles ; elles sont publiques et disponibles, mais soigneusement ignorées par la presse ». Su actitud imparcial es, por lo tanto, saludada como conviene por la prensa de izquierda y, a menudo se le ve participar en conferencias y manifestaciones alternativas. Sus artículos de prensa, reflejan claramente este sentimiento, puesto que no dice nada sin afirmarlo antes con una fuente, es decir, con hechos probados.
Sin embargo Salim Lamrani molesta, no por la manera en que afirma y defiende sus ideas, que es impecable desde el punto de vista teórico como ya vimos, sino por lo que dice. Sus demostraciones, una detrás de otra tienden a probar dos tesis principales, primeramente, que Cuba es víctima de una gran conjura internacional encabezada por los Estados Unidos y en segundo lugar, que todas las personas que mantienen una posición diferente de la que él sostiene, son agentes pagados por aquellos que alimentan este complot.
Cuando la visión del mundo de un universitario precede al objeto de sus búsquedas, normalmente lo que trata de obtener con dicha investigación son las pruebas que validen estas tesis antepuestas. Dicho de otra manera, el investigador busca a confirmar una teoría que ya conoce o intuye con la prueba de los hechos científicos.
Las ciencias humanas difieren por completo a las exactas, justamente por lo que son: inexactas. Esto significa que los hechos pueden ser interpretados de diferentes maneras según el ojo que los mire. Los acontecimientos de la historia, son como el bosón de Higgs, que una vez que interactúa con el resto de las partículas elementales subatómicas, las transforma y les da sustancia, pero él es en sí mismo sumamente reacio a toda aprehensión objetiva.
Así pues, podemos afirmar sin reservas que Salim Lamrani no miente cuando prueba y demuestra sus tesis. El problema y, diría más, su falta de honestidad intelectual radica en el hecho de que acomodando los acontecimientos a su antojo, sólo da una lectura univoca del mundo, la suya. Algo que en sí no puede discutirse, puesto que el señor Lamrani está en su completo derecho de defender sus ideales, pero que intelectualmente, resulta problemático cuando se hace pasar, como es su caso, por alguien que no entra en consideraciones ideológicas ni políticas.
Acabado este preámbulo, analicemos entonces su primera tesis: Cuba es víctima de la agresión imperialista encabezada por los Estados Unidos. ¿Qué podemos responder a ella? ¿Está diciendo el señor Lamrani algo que no pueda ser justificado con hechos probados? Por supuesto que no.
Sin embargo ¿Puede la hostilidad de Los Estados Unidos justificar los índices de pobreza, de atraso económico y de desesperanza social existentes allí tras casi sesenta años de gestión económica socialista?
No lo creo sinceramente, sería una explicación demasiado ingenua y lo peor es que Salim Lamrani lo sabe tanto como yo lo sé, y es una lástima que gaste razones tan doctas para defender lo que es una evidencia tan simple: El régimen cubano es una estúpida e ignorante dictadura en el poder desde hace más de sesenta años, el principal causante de la ruina económica del país. Lo prueban los hechos que son testarudos y que se justifican por sí mismos sin necesidad de ponerles nota al pie de página. Esa es la realidad al desnudo y ninguna tesis de grado por más enjundiosa que sea podrá negarlo jamás.
Vayamos a su segunda tesis: La prensa manipulada de occidente, esconde hechos, fabrica héroes de pacotilla y extraños disidentes que, como Yoani Sánchez, gozan injustificadamente de una extraordinaria credibilidad internacional. Inaceptable según la opinión del señor Lamrani quien, desde sus cómodas certitudes universitarias, demuestra con creces en sus repetidos artículos y argumentadas intervenciones, que todas esas personas, con la señora Sánchez a la cabeza no son más que alevosos impostores, auspiciados por las oscuras fuerzas del complot.
Aquí también los hechos son testarudos y elocuentes, en Cuba no hay libertad de prensa, si la hubiera no sería necesario financiarla desde el exterior; así es que cualquiera que se levante desde allí para criticar el sistema es bienvenido y poco importa si vive o no como el resto de los cubanos. De hecho, si lo hiciera, a la señora Sánchez no le alcanzaría el tiempo entre colas y sinsabores cotidianos para ninguna otra cosa.
Las críticas de Salim Lamrani contra Yoani Sánchez no tienen ningún fundamento teórico real, puesto que ella con sus crónicas, hace lo mismo que él con sus artículos inflados de citas: defender sus ideas escogiendo los hechos que más le convienen para demostrarlas. Pienso que en el fondo, su repetida cruzada contra esta valiente mujer, se parece cada vez más a una vulgar envidia, rayana en lo patológico, que a la defensa de verdaderas posiciones ideológicas. A mi juicio, a diferencia de Lamrani, Yoani cuenta las cosas cotidianas con más talento y, contrariamente a éste, posee la credibilidad del entomólogo, así es que se merece sobradamente su reputación.
Las críticas de Salim Lamrani contra Yoani Sánchez no tienen ningún fundamento teórico real, puesto que ella con sus crónicas, hace lo mismo que él con sus artículos inflados de citas: defender sus ideas escogiendo los hechos que más le convienen para demostrarlas. Pienso que en el fondo, su repetida cruzada contra esta valiente mujer, se parece cada vez más a una vulgar envidia, rayana en lo patológico, que a la defensa de verdaderas posiciones ideológicas. A mi juicio, a diferencia de Lamrani, Yoani cuenta las cosas cotidianas con más talento y, contrariamente a éste, posee la credibilidad del entomólogo, así es que se merece sobradamente su reputación.
Por lo demás, el resto de sus criticas contra los falsos disidentes, los presos políticos, las mentiras de los medios, las Damas de Blanco, Zapata Tamayo, la lista es larga,(basta mirar la página voltairenet.org para tener una idea de su cotidiano combate), funcionan siguiendo el esquema analizado y en consecuencia pueden rebatirse de la misma manera, así es que no voy a perder el tiempo. Lo peor es que su trabajo, -también remunerado porque nadie hace nada gratis en este planeta- no sé por quién, ni por qué razones, mantiene vivo en Francia el falso mito de una Revolución cubana asfixiada por la prepotencia americana luchando abnegadamente por la dignidad de todos los pueblos oprimidos del mundo y, eso es lo único que de verdad no tiene perdón.
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