samedi 29 septembre 2012

España: una Federación de Países Autónomos.

Al señor Mas no se la ha ido la olla, es el resto de España el que no se entera de lo que sucede. A ver como lo explico para que nadie se me enfade. Desde que los Habsburgos perdieron la Corona tras la guerra de sucesión española, cambió completamente el paradigma de gobierno peninsular, pero desde entonces todo el mundo actúa como si no hubiera pasado nada. 

Tras la caída de una dinastía dueña de medio mundo, (para la cual nunca fue un problema reconocer las particularidades específicas de sus súbditos, incluyendo a la Península que, con los fueros  vascos, aragoneses, navarros, granadinos –no los menciono todos- y sus poblaciones judías, árabes, aragonesas y vascongadas, era una muestra a pequeña escala, un crisol, de los indisolubles problemas a los que debía enfrentarse cotidianamente la cabeza de la casa de Austria), se pasó a un esquema de poder centralizado típicamente francés. 

Desde entonces el buen Rey español debió seguir al pie de la letra los consejos de gobierno centralizadores al extremo, inspirados por su ilustre abuelo Luis XIV. ¿Y cómo podría haber sido de otra manera? Francia era “lo más” dentro de Europa y España a pesar de todas sus riquezas de ultramar “lo menos”. Con la publicación de la última llamada a la población de los Tres Comunes de Cataluña, donde se proclamaba claramente que con la caída de la Ciudad Condal, se terminaban no sólo la libertad y la independencia de una raza, sino el modelo de gobierno practicado hasta el momento: la reunión voluntaria de pequeños estados peninsulares. Desde entonces la voluntad de los monarcas borbónicos estuvo dirigida a centralizar el país, sin lograrlo realmente ya que les faltaba el carisma, la voluntad y el dinero necesario para ello; por eso España nunca llegó a convertirse en un país de verdad y siempre se mantuvieron -más o menos solapados- los regionalismos que terminaron pariendo la Guerra Civil, la dictadura Franquista y la Constitución de 1978.


La construcción de una España soñada estaba en todos los espíritus avanzados de la época, y gracias a la propaganda y las buenas intenciones, le vendieron a la nación y a Europa un modelo centralizado que no se apoyaba sobre bases reales. La desorganización ininterrumpida del siglo XIX, provocada, más por los conflictos de intereses, que por la hostilidades francesas e inglesas y, que terminaron con la pérdida de las colonias de América (con la paradigmática explosión del Maine) lo prueba con creces.

En ese punto estamos todavía. 
Explosión del Maine

Por eso es necesario reconocer estos hechos estudiados y hablados miles de veces y replantear nuevamente el pacto democrático con los que lo deseen y no impuesto desde arriba para todo el mundo, -como sucedió en 1978- y pensar por ejemplo, en una Federación de Países Autónomos, un ejemplo de organización estatal que se aplica en Los países Bajos y que funciona a la perfección. ¿Los catalanes quieren un país? Pues sea. ¿Los vascos? Concedido, tras un democrático plebiscito en los dos casos por supuesto. La federación de Países suprimiría los conflictos que generaría la independencia precipitada y populista a la que se dirige el señor Mas, -más empujado por el ego que por el interés general- (¿Quién va a reconocer a Cataluña en Europa si España se opone? ¿Dónde va a obtener el dinero suficiente para mantener funcionado el Estado de Bienestar? Estas interrogantes no son exhaustivas pero espero sinceramente por el bien de todos, no ser el único que se las hace).

Este modelo federal, incluiría -de paso-, los antiguos territorios ultramarinos de Cuba y Puerto Rico que, como  hemos explicado en el portal de la asociación Autonomía Concertada, aún no han terminado completamente el proceso de descolonización. A ambas islas podría claramente proponérseles la adhesión a la nueva federación española dentro de Europa.

Reconociendo de una buena vez lo que sucede en España, se terminarían las veleidades independentistas, cada uno con los suyo pero dentro de la Federación Española, como en los Países Bajos, de ese modo se conservaría hasta la monarquía. De hecho, el Rey o el Príncipe heredero deberían, como ya sucedió en su momento durante la Transición, ser los gestores de este histórico movimiento, de esa manera justificarían por largo tiempo la supervivencia de la Corona. 

El estado central se reduciría a su mínima expresión como garante de la ley suprema, la justicia y el comercio, dejándose al cuidado de las fuerzas vivas de la sociedad sus propios destinos. La Unión Española podría ser el laboratorio del mundo liberal, (no el que existe hoy) sino el soñado por los teóricos de la escuela austriaca de economía, el primero, donde los ciudadanos de los dos lados del atlántico serían dueños de sí mismos. Un ejemplo de nueva sociedad en la que la libertad individual pautada por la ley y la tradición, serían el principio de un modelo realmente justo y original de sociedad, el comienzo en suma, de una nueva etapa de la historia de la humanidad.

ACC, 29 de septiembre de 2012

13 commentaires:

  1. Gracias por difundir nuestro emblema. Saludos desde nuestro blog.

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  2. Hola, me extraña la referencia que haces a los Paises Bajos como organización de estados que funcionan a la perfección, llevo viviendo 3 años en Ámsterdam y yo aquí no veo ninguna diferencia organizativa o de identidad diferente a la del resto de pais europeos. Con ésto me refiero a que es un país formado por distintas regiones, entre las cuales existen sus diferencias culturales, de acentos e incluso religiosas(sur católico, norte protestante)y de sentimiento independentista (Friesland) nosé lo mismo te refieres a los Paises Bajos como Benelux, y ante estó decirte que no existe ningún sentimiento de unión entre un holandés y un belga o luxemburgues, son tres paises totalmente con un sentimiento e identidad independiente entre ellos. Podrías explicarlo un poco más? Saludos

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Ningún estado funciona a la perfección. en el artículo se habla de una organización estatal ideal que convendría a España y a las Antillas. por desgracia, no existe una Constitución Federal en España.

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    2. Hola de nuevo, de acuerdo que tu referencia iba encaminada a las antillas holandesas, bueno este caso lo conozco a grandes rasgos por lo que no podría opinar al respecto, te dejo un enlace que espero ayude; http://www.youtube.com/watch?v=eE_IUPInEuc

      Saludos

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  3. En el artículo no se hace referencia al Benelux, sino al Reino de los Países Bajos que incluye a Aruba, Curazao y San Mertín como países diferentes a Netherland. El enlace que envías está muy interesante y explicativo, gracias.

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  4. No estoy de acuerdo sobre su punto de vista del beneficio de instaurar el federalismo en España. En primer lugar, porque antes de debatirlo, los defensores de la idea ya apuestan por un federalismo asimétrico. Es decir, que lejos de corregirse los excesos de las autonomías, se conservarían pero con otro nombre. Por excesos me refiero al constante choque de competencias entre el Estado y las regiones, que impide a España maniobrar con la solvencia de otros estados, federales incluidos. Tampoco hay que idealizar a la dinastía Habsburgo, que llegó al colapso institucional antes de su desaparición tras la I Guerra Mundial: a pesar de su descentralización, el imperio austriaco (en realidad, bicéfalo: Austria-Hungría), no pudo soportar las tensiones nacionalistas internas entre magiares, alemanes, polacos, checos, rumanos, etc, que antes de la guerra ya hacía prácticamente ingobernable este, entonces, extenso territorio. Volviendo a la Península, la Constitución de 1978 se muestra extremadamente ambigua, y no es casual, pues en su redacción se trató de satisfacer a todas las partes, empezando por los nacionalistas, de ahí el término absurdo de comunidades históricas ¡en un país que fue romanizado casi en su totalidad! En fin, los Borbones serían centralistas, pero la verdad es que respetaron las particularidades regionales de sus aliados españoles en la contienda, como los vascos y los navarros. Además, Cataluña recuperó poco después muchas de sus prerrogativas anuladas por los famosos Decretos de Nueva Planta (aunque esto los nacionalistas catalanes lo omiten interesadamente) Incluso con los Habsburgo en el poder, hubo un conato independentista catalán en 1640 (en realidad, una rebelión social, que condujo al control de Cataluña por la monarquía francesa durante 12 años)

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    1. Estimado amigo un comentario de ese calibre merecía nombres y apellidos pues nos encantaría tenerle por acá más a menudo. Efectivamente, la Federación no significa Estado ideal, ¿pero cuál Estado de los existentes en la actualidad lo es?
      Por otro lado, no es la asimetría la verdadera responsable de lo que está ocurriendo con las autonomías, sino el exagerado crecimiento del aparato estatal a nivel regional. Quiero decir que si el país irá a peor si este problema no se resuelve con un nuevo pacto nacional.
      Dicho esto, consideró igualmente que las lenguas autonómicas, añaden un problema adicional, puesto que impiden la movilidad dentro del país.
      De acuerdo con muchos constitucionalistas del 1978, los únicos que pedían « autonomía» eran los vascos y los catalanes. No hacía falta pues ni era necesario imponerla en otras regiones de España, claro que es un tema complicado legislar bajo la amenaza de los generales y los resultados saltan a la vista.
      Pensamos en el Estado federal, como en una manera transparente de atraer a otros pueblos semejantes en cultura y tradición como los del Caribe, pero imaginamos que si algún día la idea sale de este blog para convertirse en una opción política viable, habría que sentarse a imaginar un mundo diferente. Gracias otra vez por la visita y vuelva pronto.

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    2. Agradezco sinceramente sus cumplidos. El aparato estatal está menos presente en las regiones de España de lo que la gente (extranjera) cree, pues es una forma de gobierno prácticamente desconocida en sus países de origen (aunque se traten de democracias... federales) Lo que ocurre es que la propaganda nacionalista (de carácter regional) ha conseguido dar esta falsa imagen de centralismo asfixiante, cuando la realidad muestra que el extremo de descentralización es tal, que determinadas autonomías se abrogan competencias que por ley corresponden al Estado (evidentemente, cuando el estado quiere hacer valer ese derecho, salta el conflicto) En el campo de Gibraltar, por ejemplo, durante unos años los británicos de la Roca se habían dedicado a lanzar ilegalmente bloques en el mar con la connivencia, al parecer, de la Junta andaluza, hasta que el gobierno central se ha percatado de ese abuso y el tráfico de camiones cargados de escombros rumbo a Gibraltar se ha interrumpido. Luego está el tema de la Educación, que en determinadas CCAA, como la vasca o catalana, ha alimentado el odio hacia... España, desvirtuando totalmente lo que debe ser la enseñanza de la Historia. Además, la solidaridad interregional, base de la Constitución, está constantemente cuestionada por estas autonomías, las más ricas, regidas la mayoría de las veces por el egoísmo, y ya no se trata sólo de cuestiones de aportar dinero a otras regiones más desfavorecidas, sino de negarles el derecho a infraestructuras, como comunicaciones ferroviarias que deben cruzar su territorio o trasvases de agua, aunque les sobre, a regiones vecinas acuciadas por la sequía. Muchas veces, por evitar que prosperen más que ellas. Pero volviendo a la Constitución de 1978: el peso del estamento militar en su elaboración no fue muy diferente al de cualquier otro país del mundo. De hecho, en Irlanda del Norte el ejército británico fue desplegado en los 70 y allí permaneció durante décadas para evitar que las comunidades protestante y católica se tomaran la justicia por su mano o que la banda terrorista IRA se hiciera con el control de una región que era británica. España no recurrió al ejército ni siquiera en los años de plomo para controlar la difícil situación que se sufría en los años 80 por el terrorismo etarra, y que llegó a generar un conato de golpe de estado que quedó en un susto. Pero a pesar de todo, ningún vasco sintió mermada su libertad por el Estado a causa del terrorismo. Por supuesto que España necesita una regeneración, pero tal vez deban tener cuidado al emplear la palabra federalismo, porque los nacionalistas la aceptan pero con el sentido de confederación, y luego, está ese matiz que divide al resto de españoles, entre federalismo asimétrico y el simétrico. El centralismo, aunque, ante el caos actual, es una aspiración de un sector importante de la población española, no es observado por nuestros políticos actuales, por lo menos entre los partidos mayoritarios. En cualquier caso, el problema fundamental es de lealtad a la ley, como en todos los sitios y en todas las épocas. En fin, me despido cordialmente de ustedes, y lamento no saber hacer mejor uso de las herramientas de internet para salir del anonimato, aunque sea discretamente

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    3. Venga cuando desee y si le apetece escribirnos algo, ¡aquí tiene las puertas abiertas! ¡Saludos!

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  5. Leyéndoles, señores, los catalanes nos morimos de ganas de seguir formando parte de España. Sus "argumentos" son de lo más convincentes. Sigan ustedes así, que van muy pero que muy bien. Pronto tendremos ocasión de hablarlo en la ONU o en Bruselas. Saludos.

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    1. Gracias por dejar un comentario en esta entrada, no solemos tener muchas visitas. Hemos tratado de expulsar de nuestro vocabulario las palabras "nosotros" cuando nos referimos a decisiones que incumben muchas personas. A veces escucho a muchas personas o grupos hablar también en nombre de "los cubanos" y a final los problemas siguen sin resolverse. Creo que Cataluña tiene derecho a autodeterminarse, como lo tuvo Cuba en su momento (y no se le acordó provocando todo lo que ya se sabe) pero respetando todas las sensibilidades de las personas que vivin en aquella región que no son sólo catalanes. Saludos!

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