Para administrar los activos riesgosos el
estado español acaba de crear el pasado 31 de agosto un “banco malo” que centralizará
todos estos préstamos de dudosa solvencia, garantizados por el estado, al menos
al 50% y sin costo para el contribuyente,
según las palabras del ministro. Con esta maniobra se espera sacarlos de la
economía real esperando venderlos poco a poco en un plazo de 10 o 15 años. La suma
de estos activos alcanza ya los 77 mil millones y sigue subiendo. Según los
analistas no es improbable que el contador pase la barra de los cien mil millones.
Todas estas cifras son vertiginosas e impresionantes para el común de los
mortales, que no sabe de dónde diablos sale todo ese dinero, cuando el suyo no
le alcanza para llegar a fin de mes. Desde el comienzo de la crisis monetaria
en 2008, siempre aparece algún Banco Central que inyecta lo que hace falta para
que el andamiaje del sistema Monetario Internacional no se vaya al garete.
Así pues, esta solución se ha aplicado ya varias
veces, han existido bancos malos en muchos países, México, Irlanda y hasta en
Alemania, la lista es larga. Sólo que al final el ciclo de expansión monetaria
sigue provocando crisis, cada una más grave que la precedente. La acumulación
de todos esos números y la abundancia de definiciones económicas oscuras,
sumadas a la ignorancia consentida de la población, impiden comprender lo que
pasa en realidad. La escuela austriaca de economía explica perfectamente este fenómeno
de la expansión monetaria basado en la reserva fraccionaria, identificándolo
como el causante fundamental de todos los problemas que aquejan a la economía
mundial. Pero este debate se sale del marco de este artículo.
El objetivo del Banco malo sería pues, en
primer lugar, retirar del mercado transitoriamente el dinero sobrante, causante
de la depresión, esperando entre tanto, sanear el circuito bancario clásico para
que continúe funcionando sin restringir
la oferta monetaria a los actores económicos. Así, mecánicamente, aumentarían
los precios en el mercado real y el ciclo expansivo volvería a comenzar sin
problemas. Dicho de otra manera: borrón y cuenta nueva. Esto pasaba también antes
de la creación del euro, sólo que en aquel entonces los gobiernos tenían la posibilidad
de devaluar la moneda para controlar
este excedente monetario.
La esencia sigue siendo la misma, una vez que la expansión
crediticia genera la burbuja se ofrecen dos soluciones; o se la deja estallar
para que el valor del dinero corresponda con la oferta de bienes y servicios
que es capaz de producir el país o, se prolonga la agonía a través de montajes
financieros (como el del banco malo) o, -que es lo que se está haciendo desde
2008- se inyecta masivamente dinero nuevo creado de la nada por los bancos
centrales, para evitar la depresión económica y sus terribles consecuencias.
En resumen estos activos “tóxicos” vendrían a
ser un
dinero sobrante, creado por la expansión crediticia. Mantenerlos en la
economía responsable de su creación terminaría destruyéndola, por eso los
estados tratan por todos los medios de “esterilizarlos” “contenerlos” o
ponerlos en algún sitio, esperando que con la ayuda de Dios no provoquen
demasiados daños en la economía real.
Como se nos objeta a menudo, uno de los problemas
a los que se enfrenta el proyecto de Autonomía para Cuba es el de su financiamiento.
En nuestra asociación, a raíz del anuncio del ministro de la Economía notificando
la creación de esta nueva entidad financiera, pensamos haber encontrado una
solución muy sencilla y transparente que resolvería definitivamente estos dos inconvenientes:
el del coste de la nueva autonomía y el de la crisis económica en España: Mandar
ese excedente para Cuba.
Como se ha explicado en este artículo, ese dinero es perjudicial para España, en
cambio en la isla, garantizado por el estado español durante diez o quince años
como está previsto, serviría para crear una base monetaria en divisas, algo que
no existe en la isla dado el estado de descalabro financiero en el que se
encuentra la economía cubana. Repito: no le costaríamos un centavo al
contribuyente europeo, ya que el dinero consta dentro de los balances del Banco
Nacional de España, la prueba es que con él se ha creado una nueva entidad financiera; sólo que
si aquí es “tóxico” para Cuba sería maná caído del cielo. La base misma del nuevo
estatuto autonómico podría fundarse en esa transferencia de dinero “sucio” que
está hundiendo la economía peninsular pero que salvaría a la cubana. El banco
de Cuba “compraría” esos activos a bajo precio y los inyectaría en su propia
economía con un interés más alto, de esa manera todo el mundo saldría ganado.
ACC, París, 5 de agosto de 2012.
Estimado Ferrán,
RépondreSupprimerTodo eso no son más que pamplinas. No veo cómo ese dinero hipotecario puede ayudar a Cuba, ni a ningún otro país.
Querida Ruperta:
RépondreSupprimerA mi juicio, usted no se da cuenta enseguida del problema que supone para un país comunista como Cuba el hecho de poseer una moneda que no tiene valor en el mercado internacional.
De hecho, para paliar esa situación las autoridades monetarias cubanas han inventado la “doble moneda” Una mala y devaluada con la que se pagan los salarios y en la que circulan los bienes y servicios dentro del país y una “buena” ajustada al valor del dólar, con la que realizan sus intercambios internacionales.
En el caso de un cambio de paradigma económico, de economía dirigida a una economía de mercado, hará falta allí y no en ningún otro país que no presente estas características, la necesidad de divisas, dinero de verdad para relanzar la inversión. Esto supone la entrada de capitales extranjeros dispuestos a correr el riesgo. Los únicos capaces de hacerlo son los Estados Unidos y bueno como ya sabe, ellos no hacen nada gratis. Dentro de poco tiempo los cubanos tendrán otro Castro llamando a la independencia nacional y demás…
Por eso pensé en que el dinero del “banco malo” español sirviera de garantía para crear una base monetaria “buena” en Cuba y no en ningún otro país; puesto que allí, si bien existe un papel moneda sin valor de cambio, y también una moneda fiduciaria internacional, las reservas de esta a mi juicio, no serían suficientes para hacerle frente al desafío de la reconstrucción.
Te mando un saludo,
F
Señor, aunque me llamo Ruperta, soy austríaca por convicción lo que significa que sigo sin comprender como es que un dinero creado de la nada puede constituir una base sana para ninguna moneda, como usted sabrá, si es que a leído a Mises como dice, ese dinero y m. es la misma cosa...
SupprimerQuerida señora, no se me acalore. Lo que propongo es una respuesta política dentro del sistema vigente en la actualidad. Mientras los paradigmas de Salamanca no vuelvan a regir los intercambios internacionales y el Sistema Monetario Internacional mi teoría funcionará ¿Entonces por qué no aprovecharla? Es gratis.
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