Candidato a delegado del Poder Popular, Hildebrando Chaviano |
Los opositores que se presentaron a las elecciones fueron derrotados, pero su participación "fue un acto de desafío, no sólo por parte de los dos candidatos, sino también por aquellos que los propusieron".
The Economist sostiene este jueves en un artículo de reflexión que lo más interesante de las elecciones municipales de Cuba el pasado 19 de abril no fue quién ganó, sino quién perdió, y sobretodo, cómo perdió.
"Cuatro meses después del acercamiento histórico entre Cuba y Estados Unidos, dos opositores (Hildebrando Chaviano, abogado y periodista, y Yuniel López, miembro del partido no autorizado Cuba Independiente y Democrática) se presentaron a las elecciones municipales entre más de 27.000 candidatos que competían por 12.589 cargos municipales en todo el país".
Según escribe la prestigiosa publicación, los opositores fueron derrotados como era de esperar, pero su participación "fue un acto de desafío, no sólo por parte de los dos candidatos, sino también por aquellos que los propusieron".
"En la página web de su partido, el señor López afirma que los votantes fueron presionados a no votar por él", dice el artículo y agrega que, sin embargo, ambos candidatos rápidamente reconocieron la derrota. "La votación fue limpia. Las personas no quieren el cambio. Ellos todavía quieren la revolución", dijo Chaviano, a quien el Gobierno calificó en su biografía, al igual que a López, de "contrarrevolucionario".
The Economist destaca que la participación ciudadana en estas elecciones se redujo en casi seis puntos porcentuales en comparación con las de 2012, "lo cual presupone una grieta en el apoyo monolítico con que ha contado el Partido Comunista".
Para Alina Balseiro, jefa de la Comisión Electoral Nacional de Cuba, "la caída en la participación de los votantes se debe a la ausencia de miles de cubanos que habían ido al extranjero aprovechando la relajación de las restricciones de viaje de Cuba. Pero Yoani Sánchez, la bloguera cubana disidente, dijo que 1.7 millones de votantes potenciales que no concurrieron a las urnas o anularon su voto demuestra que el apoyo al Gobierno no es unánime como asegura".
The Economist señala que esa caída en la votación llega en un momento delicado para Raúl Castro, ya que en septiembre una gran multitud se congregará para la visita del papa Francisco, cuya gestión ayudó al deshielo en las relaciones con Estados Unidos. "Esto podría favorecer las expectativas de cambio", pero reconoce que el camino por recorrer para la oposición naciente de Cuba "no es una tarea fácil".
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