A propósito de la(s) crisis.
Me encanta la
política hoy. Una de las buenas cosas que tiene el mundo moderno y la
multiplicación de las vías de interactuar con tu vecino a través de las redes
sociales, es que compartir tus ideas (y encontrar
a otras personas que las comparten contigo) da la sensación de que por primera
vez en la historia, logras escapar de tu consustancial insignificancia individual.
Sin embargo, aprovechar esta creencia no significa olvidarla.
Conectados
Como todos los presentes en el ciberespacio, La asociación
Autonomía Concertada para Cuba necesita que su propuesta sea conocida, por eso
su estrategia de comunicación consiste en la explotación al máximo de las redes
sociales. Basada naturalmente en la reciprocidad: si me aceptas te acepto, si te gusto me
gustas y si me twiteas te twiteo. Como nosotros, millones de ciudadanos
europeos ansiosos por su futuro se expresan todos los días esperando que sus
propuestas individuales interesen a los demás. Sobre esto quiero reflexionar.
Una de las
primeras objeciones que se oponen a nuestro proyecto es la más evidente. Si España
no tiene ni para ella misma ¿Cómo va a ayudarlos a ustedes? Basta echar una
ojeada a los twits que se van agregando cada día, así como la propuesta de los
blogs de los diputados al Congreso para darse cuenta de lo mayoritaria que parecería esta esta
opinión. Según el economista Jonás Fernández Alvarez, twiteado por el señor diputado Juan
Moscoso del Prado “la tasa de paro ha llegado al 24%, de los casi 6 millones de
parados la mitad no cobre ningún tipo de prestación”[i] Otro
diputado Jorge Fernández se muestra combativo defendiendo las posiciones de la
mayoría parlamentaria, pero sosteniendo la necesidad de un gobierno fuerte -como está escrito en catalán supongo de que se trate del gobierno local. Daniel
Fernández, mirando a Francia (como si las cosas aquí estuvieran tan bien) “se
interroga ¿por qué Rajoy y Mas están radicalmente en contra de un impuesto sobre
las grandes fortunas, parecido al que Hollande quiere proponer en Francia”.
@abalosmeco, también de izquierdas se escandaliza “pretenden segregar por sexo
en educación. Después o simultáneamente lo harán por raza y, por supuesto, por condición
social” @agarzon se indigna rotundamente “seguimos sin que convoquen pleno del
Congreso. El gobierno prescinde del parlamento pues le resulta un lastre” @miguelcortizodp
reflexiona sobre la responsabilidades
compartidas por todas las fuerzas políticas en una serie de twits que siguen el
mismo modelo ejemplo “Responsabilidades ¿Cuál ha sido el papel de las entidades
financieras en la gestación de la crisis?” @tonicanto1 va más relajado por la vida y propone una
cita literaria de un libro con el que está pasando el verano “Somos más que
aquello que vivimos. La vida sucede en un lugar y tiempo determinados. Pero
queda un excedente enorme que almacenamos en los sueños”
Resumamos:
Todo está mal y todavía se pondrá peor. Para un economista austríaco esta efervescencia
no tiene nada de extraordinario, se trata dela capacidad empresarial, algo que,
consustancial con el ser humano, le anima a buscar soluciones y oportunidades
para obtener algún beneficio “individual” que mejore su estado de manera
positiva. Un hombre de izquierdas estaría viendo una situación revolucionaria y
los más extremistas el signo del final de los tiempos; uno de derechas, la
prueba evidente que a pesar de las dificultades, por lo menos, algo se está
haciendo, gracias la política que el gobierno está llevando a cabo. Tanto meneo
me recuerda el texto de una réplica de Celia Cruz en una canción “Aquí vamos Pacheco, agitáaandonos”. Nada
nuevo, la vida misma. Como dice otro bolero célebre “Cada cual en este mundo, cuenta el cuento a su manera” así que a
relativizar, que no pasa nada.
Si de veras los que cortan el bacalao quisieran
hacer algo, podrían hacerlo porque soluciones existen. La primera, más sencilla y menos costosa, sería
la de aplicar los principios económicos de la escuela austríaca. España cuenta
con el catedrático Jesús Huerta de Soto, uno de sus más respetados divulgadores
y teóricos en el mundo, que estoy seguro, tendría mucho gusto en darles un par
de clases de economía a los políticos realmente interesados en servir el bien
general.
En este
contexto, la idea de una Cuba española puede parece algo extemporánea y hasta ridícula.
Nada más lejos de la realidad como ya lo hemos demostrado en nuestros artículos
publicados en este blog. España
tendría poco que perder y mucho que ganar. Es una idea más; ni mejor ni peor,
con derecho de propiedad y la misma urgencia, en tres palabras: igual que todas.
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