mardi 7 août 2012

Punto de vista de ACC


26 de julio de 2012


Si Estados Unidos desea hablar con Cuba de igual a igual, "la mesa está servida", aseguró el jueves 26 de julio presidente isleño Raúl Castro, y poco después un vocero de Washington respondió que para ello La Habana debe permitir la libertad de expresión y liberar a sus presos políticos. El Nuevo Herald, 26/07/2012.

La nación cubana está harta de que sus dirigentes hagan y deshagan a sus anchas sin tomar en consideración su verdadera opinión. Jamás ha sido consultada cuando ha sido necesario trazar una estrategia política que interesaría, no sólo a las clases gobernantes sino al conjunto de sus pobladores.
Ocurrió ya a finales de la guerra hispano cubana en 1898, cuando bien acomodados en París españoles y norteamericanos decidieron lo que sería mejor para Cuba, sin respetar los deseos del Gobierno Autonómico instalado por la propia península en La Habana  en enero del año anterior, ni por los amplios sectores populares, incluyendo distinguidos generales del Ejército Libertador.
La nueva nación fue tratada como la una niña malcriada, los adultos sabrían como imponerle la mejor educación por su propio bien. El resultado, si no fuera tan dramático en términos de coste político y económico pudiera prestarse a risa, sin embargo cualquier observador exterior podría sin pasar por extremista desalmado, llegar a la conclusión siguiente: tras casi 110 años de “independencia” el país está en ruinas.
Hoy sus dirigentes proponen como solución a los gravísimos problemas un diálogo con el gobierno de Washington. ¿Hasta cuándo durará tanto desprecio hacia la nación? La patria es de todos y nadie tiene el derecho de hablar en el nombre del pueblo sin que este sea consultado. Antes de sentarse a negociar asuntos tan graves con los Estados Unidos, los gobernantes cubanos deberían hacerlo primero con el país entero ya que por el momento carecen de la legitimidad necesaria para ello. Durante casi sesenta años se han mostrado incapaces de proponer una vía seria y responsable de desarrollo y a hora pretenden negociar ¿En nombre de quién y para obtener qué?
Ya basta de que otros hablen en nombre de Cuba. La palabra ha sido monopolizada durante más de 50 años  por Fidel Castro, en su nombre se apoyó la intervención en Hungría, en Checoslovaquia y se sirvieron a los intereses imperialistas de Moscú, sin olvidar la crisis de los cohetes del 62, cuya mayor enseñanza fue que la nación seguía siendo una niña en manos de los adultos.
Hoy el país tiene que ser consultado sobre lo que desea, pasar por encima de sus gobernantes de manera pacífica, quitarles el derecho que se han abrogado unos pocos por la fuerza, de hablar en nombre del país sin el mandato necesario. Raúl Castro debería tener un poco más de vergüenza y si de verdad le interesa el bien común, se sentaría a negociar con sus ciudadanos lo que sería mejor para todos.

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