mercredi 15 août 2012

Ventajas para España de una Cuba española



El diablo se esconde en los detalles solía decir el pérfido Nicolás de Maquiavelo, que por su comercio interesado y asiduo con los príncipes de su época sabía perfectamente de lo que estaba hablando. Debió ser de gran provecho para un observador seducido por la cosa política como lo era él, comprender que la historia no se construye por ideologías, sino por acuerdos bajo el tapete e ínfimos acomodos entre los grandes poderes y las obligadas razones de estado aún más grandes que ellos mismos.
La idea de Cuba como provincia de España parece mover el interés de una gran parte de mis conocidos, los más, lo confieso sin rubor, para denigrarla o criticarla sin el más mínimo fundamento. La tarea de la Asociación será -como está escrito en los estatutos- la de ir demostrando poco a poco las ventajas que esta reunión puede llegar a tener para los unos y otros. Lo haremos en la medida en que vayan llegando colaboraciones; porque esperamos las de todos, políticos, historiadores, economistas y literatos, sin olvidar al simple ciudadano, que a fin de cuentas por los impuestos que tendrá que pagar en la nueva Cuba habrá de ser quien diga la ultima palabra.
Mientras llegan los que leen este blog tendrán que contentarse con mis propios análisis.
Veamos por ejemplo, si Cuba y España hubiesen participado juntas en la última olimpiada de Londres, habrían obtenido 8 medallas de oro, 13 de plata y 10 de bronce lo cuál significaría que España estaría en el octavo lugar, justo detrás de Francia. Hoy no sé si los españoles sienten la misma vergüenza que yo, cuando siendo un país desarrollado europeo consiguen malamente el vigésimo primer puesto, por debajo de Jamaica o Kazakstán. De lo cuál se desprende que una colaboración deportiva sería beneficiosa para las dos naciones.
Cuba no puede mantener los niveles alcanzados cuando integraba el difunto campo socialista y recibía el multimillonario subsidio de Moscú, de hecho cada año sus resultados deportivos se resienten por falta de apoyo gubernamental; muy lejos están ya los años en que los púgiles cubanos se llevaban a casa todas las medallas olímpicas o se destacaban corredores o saltadores de alcance internacional. Todo eso pasó a la historia, como el resto de los “logros” por lo cuales el castrismo se permitía moralinas interminables.
No sé lo que sucede con el deporte olímpico peninsular, pero la clasificación de España deja mucho que desear a pesar de los esfuerzos indiscutibles del equipo olímpico nacional. Los brillantes nombres de Nadal o Alonso, que llevan bien alto los colores de la península no pueden llamarnos a engaño, primero porque una golondrina no hace verano y luego porque el estado español no ha dedicado ni un solo euro para formarlos.
En conclusión, tenemos que rendirnos a la evidencia los recursos que dedican ambos estados para el desarrollo del deporte “amateur” no son suficientes, puestos de concierto y mejor empleados, el Reino habría centelleado, tal vez hasta delante de su eterna rival, Francia, porque los cubanos con estímulos materiales pueden llegar a hacer milagros.

ACC, 15 de agosto de 2012.

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