Banco Nacional de Cuba |
Una vez la consulta popular aceptada en Cuba y
en España, habrá que crear enseguida un marco adecuado para sanear la economía
y ponerla a funcionar sobre las bases del mercado libre. Las nuevas autoridades
autonómicas deberían pensar en negociar un estatuto bancario particular, que
tendría como objeto claro evitar que el territorio no caiga en errores de
inversión basados en la expansión monetaria. Un modelo que hasta ahora ha
servido para financiar el desarrollo del resto de las regiones españolas,
provocando la actual crisis bancaria que sufre la Península.
Como es natural, dado el deterioro de la economía cubana, las necesidades de
inversión serían cuantiosas y los inversionistas privados e institucionales
europeos, ilusionados por la promesa de ese mercado prometedor a sólo noventa
millas de los Estados Unidos, estarían tentados por la inyección masiva de
capitales, esperando realizar beneficios en a corto plazo.
El Ché, ministro de economía en Cuba |
En un país sin acceso al mercado desde hace
décadas y sin cultura económica digna de ese nombre (ver artículo Crédito para todos) tras sesenta años de
economía socialista; con el agravante de un fuerte clientelismo heredado e
inevitable (todos los cubanos son funcionarios del estado) la tentación de
destinar ese flujo de dinero nuevo a fines no productivos mientras se pone en
marcha el sector productivo privado sería demasiado fuerte. Una vez que se
agote, los cubanos nos convertiríamos en una carga insoportable para el Estado
español. Por esa razón, para poder hacerle frente e ese peligro de manera
coherente, la obligación un marco adecuado y moderno resulta indispensable.
El gobierno autonómico cubano no podría
oponerse a la instalación en su territorio de las entidades bancarias
tradicionales con licencia que rigen en la Península, ni tampoco impedir que el
Banco de Cuba beneficie de las garantías
que proporciona el Estado español para garantizar sus depósitos. Sin embargo,
creo ineludible que se negocie y contemple en el nuevo estatuto la posibilidad
de establecer un sistema bancario propio al territorio, articulado alrededor
del Banco de Cuba; obligando por decreto a las entidades peninsulares que
operen en la autonomía, la aplicación de una gestión económica sana, basada en el
coeficiente de caja del ciento por ciento. Única garantía para evitar el
endeudamiento excesivo que tengan que pagar un día todos los españoles, o peor;
que en pocos años no se encuentre la isla con una burbuja monetaria capaz de
acabar con todo el sistema. Sólo esta garantía impedirá a la larga, que los
recursos se malgasten en vano y que se destinen en prioridad al desarrollo del
sector productivo privado, el único capaz de crear empleos duraderos y un
desarrollo sostenido beneficioso para la isla y el estado español.
Este, claro, no sería el único problema al cual se enfrentarían las nuevas autoridades
monetarias, pero esperamos que este artículo inspire a los economistas
liberales dentro de España para imaginar entre todos un nuevo mundo.
Punto de vista de ACC, 2012
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