Violencia en Cuba: indefensión ciudadana y protección al poder
El cúmulo de frustraciones, la pobreza, la marginalidad y la ausencia de un proyecto de sociedad que permita un atisbo de prosperidad a la población, unido a la corrupción general, incluso de las propias fuerzas del orden público, favorecen el surgimiento del peor de los escenarios posibles en una nación ya marcada por la polarización, las profundas diferencias sociales y las exclusiones.
Los sectores marginales, cada vez más proclives a la violencia, están marcando el signo de la descomposición social del sistema, apuntando a una espiral de consecuencias impredecibles de no ponerse control a la situación. Ya hay personas de bien que han decidido adquirir armas de diversos orígenes y naturaleza, para defenderse en caso de agresión, ya sea en las calles o en sus propios hogares. La violencia como protección frente a la violencia; la violencia como respuesta, como código social. No se me ocurre que pudiera ocurrir algo peor.
El cúmulo de frustraciones, la pobreza, la marginalidad y la ausencia de un proyecto de sociedad que permita un atisbo de prosperidad a la población, unido a la corrupción general, incluso de las propias fuerzas del orden público, favorecen el surgimiento del peor de los escenarios posibles en una nación ya marcada por la polarización, las profundas diferencias sociales y las exclusiones.
Los sectores marginales, cada vez más proclives a la violencia, están marcando el signo de la descomposición social del sistema, apuntando a una espiral de consecuencias impredecibles de no ponerse control a la situación. Ya hay personas de bien que han decidido adquirir armas de diversos orígenes y naturaleza, para defenderse en caso de agresión, ya sea en las calles o en sus propios hogares. La violencia como protección frente a la violencia; la violencia como respuesta, como código social. No se me ocurre que pudiera ocurrir algo peor.
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