mercredi 18 décembre 2013

Cristobal Colón Fontanarrosa ¿descubre? Cuba y dos culturas se encuentran…

Según el diario de navegación de Cristóbal Colón Fontarosa (versión realizada por Fray Bartolomé de las Casas), el almirante llegó a una isla que bautizó como Juana, hoy Cuba, y dicen los historiadores lo hizo por las costas de Bariay, actual provincia de Holguín, el 28 de octubre de 1492. 


“Fue de allí (de La Española, República Dominicana) en demanda de la isla de Cuba –pensaba era Cipango- al Sursudoeste, a la tierra de ella más cercana, y entró en un río muy hermoso y muy sin peligro de bajas ni otros inconvenientes; y toda la costa que anduvo por allí era muy hondo y muy limpio hasta tierra: tenía la boca del río doce brazas, y es bien ancha para barloventear”.

 Cuando puso pie en tierra nació la tan citada y versionada frase, desde Las Casas hasta nuestros días:
“Dice el Almirante que nunca tan hermosa cosa vio, lleno de árboles, todo cercado el río, hermosos y verdes y diversos de los nuestros, con flores y con su fruto, cada uno de su manera. Aves muchas y pajaritos que cantaban muy dulcemente (…)”. 
Aunque el enigma persiste, su llegada a las tierras hoy conocidas como América fue un encuentro o choque entre dos culturas, algunas de las nativas con más y otras con menos nivel de desarrollo. Si bien desde cierta óptica se dice que Cristóbal Colón descubrió el Nuevo Mundo, poco se habla desde la otra cara de la moneda: ¿Y los nativos, desde dónde vinieron? ¿Y en cuál fecha o período de formación de la Humanidad se aposentaron en estas tierras? ¿Y si hubiera tocado a ellos descubrir el Viejo Mundo? Mayas, Aztecas e Incas, poseían grandes conocimientos: cronológicos, de las matemáticas; arquitectónicos; de navegación; escultóricos; teológicos; militares… en fin. 

Lamentablemente, los ocupantes primigenios no disponían de medios de comunicación mediante los cuales se hubiera podido conocer de la proeza de sus ancestros en el Nuevo Mundo, tal vez más añejo que el de los autotitulados descubridores. Desde entonces, la presencia mediática tiene gran preponderancia a favor de la visión eurocentrista.

Lo evidenció el propio suceso protagonizado por el almirante, quien no encontró especies exóticas ni tesoros babilónicos y, sin saberlo, halló el erróneamente el ¿mal o bien? llamado Nuevo Mundo, y que no tenía ninguna conexión con Asia o las Indias, parajes a los cuales soñó arribar el navegante por rutas más cortas y económicas. En su birlibirloque de hallar al Gran Can o a otros reyes, sencillamente topó con indios que nada conocían de su lengua y en el caso de nuestra isla, vivían de forma pacífica en autóctonas comunidades, lo cual facilitó la “conquista a la española”. Cristóbal lo escribió en su diario: 
"Ellos aman a sus próximos como a sí mismo, y tienen una habla la más dulce del mundo, y mansa y siempre con risa". Sin embargo, el navegante, enfebrecido por las riquezas y por algunas interpretaciones de algunos indios de La Española que viajaron con él a Cuba, escribió en sus apuntes: “(…) Decían los aborígenes que en aquellas islas habían minas de oro y perlas, y vio él lugar apto para ellas y almejas, que es señal de ellas, y entendía que allí vendrían naos del Gran Can, y grandes (…)”. 
Reza el diario, de acuerdo a Las Casas: 
“(…) Saltó el Almirante en la barca y fue a tierra, y llegó a dos casas que creyó ser de pescadores y que con temor se huyeron, en una de las cuales halló un perro que nunca ladró; y en ambas casas halló redes de hilo de palma y cordeles y anzuelo de cuerno y fisgas de hueso y otros aparejos de pescar y muchos fuegos dentro, y creyó que en cada una casa se juntan muchas personas (…)”. 
En su escrito a los Reyes Católicos, refiriéndose a los nativos, acotó: 
“(…) Ellos no tienen armas, y son todos desnudos y de ningún ingenio de las armas, y muy cobardes, que mil no guardarán a tres; y así son buenos para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo otro que fuere menester, y que hagan villas, y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres”. 
No se puede negar el mérito de la hazaña marinera del gran Almirante y su legendaria flotilla de carabelas. Durante sus sucesivos viajes (cuatro), Colón percibió la diversidad de pobladores indígenas en Cuba, pues los nativos del Oriente no se entendían con los de la región Occidental. Los más vetustos y atrasados -extinguidos casi hacia el siglo XV- vivían de la pesca y la recolección, y confeccionaban sus instrumentos con las conchas de grandes moluscos. Colón falleció el 20 de mayo (1451-1506). La historia, y la falta de comunicación entonces, signaron el destino del llamado Nuevo Mundo y de sus moradores iniciales: Cristóbal nunca partió de España con la idea de hallarlo, pero el azar y las posibilidades mediáticas de entonces, inclinaron la balanza de un lado, y América prácticamente se quedó sin aborígenes. 

¿Cómo habría sido a la inversa?

Otro artículo que desde Cuba nos hace llegar el periodista canario español Rayko Macías. ¡Gracias!

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