Oportunistas de la guerra
¿Cuánto le cuesta el ejército a los cubanos? Para financiar sus gastos y afianzar su poder, Raúl Castro creó el Grupo Administrativo Empresarial del MINFAR (GAE), un monopolio que absorbe corporaciones como ETECSA, CIMEX, TRD Caribe, las hoteleras Gaviota, Horizontes…
En Cuba, la práctica de perder tiempo es un fenómeno cotidiano. Este se nos evapora hablando en las esquinas, en los puestos de trabajo, esperando guaguas, haciendo trámites burocráticos, leyendo el periódico Granma, buscando baratijas en los agromercados y "construyendo el socialismo", que es como recorrer el camino más largo entre capitalismo y capitalismo.
El 90% de los consultados sobre el tema, coincidió en que las mayores pérdidas de tiempo y recursos en la Isla, son los invertidos en preparación para enfrentar al "imperialismo yanqui" que desde hace más de 54 años amenaza con invadirnos.
Gracias al "inminente peligro", el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) y su Estado Mayor General poseen en calidad de sede, una edificación con 500 oficinas, cuyas instalaciones les proporcionan a sus más de 4000 oficiales y trabajadores civiles, un sugestivo confort a costa de astronómicos gastos de energía y combustible.
Según fuentes anónimas, el Edificio Sierra Maestra, otrora "Alcaldía de La Habana" o edificio INRA, alberga tres comedores, cafeterías, gimnasio, tiendas, centro de cálculo, policlínico, y un bar-restaurante para altos oficiales. Al menos 400 empleados se dedican a las labores de servicios y mantenimiento, entretanto un batallón de soldados élites asume su seguridad.
En sus espacios se alza la Sala Universal de la FAR —una copia en menor escala del palacio de los congresos del Kremlin—, destinada a celebraciones oficiales. Además se suman inmensas áreas de parqueo, talleres, naves para unidades de ingeniería, un cuerpo de bomberos, y una piquera con un considerable parque de automóviles y ómnibus, destinados a trasladar a sus oficiales desde el Estado Mayor hasta sus enclaves comunitarios.
Vale aclarar que el 100% de la máxima jerarquía castrense reside en palacetes que pertenecieron a la antigua burguesía, todos ubicados en los residenciales: Nuevo Vedado, Kholy, Miramar y Biltmore, asimismo una brigada especializada se encarga de sus mantenimientos y remodelaciones.
A lo largo y ancho de la Isla, el MINFAR posee un sinfín de unidades militares, clubes, hospitales, academias, complejos de reparación para armamentos, hangares, aeródromos, bases navales, polvorines, almacenes de piezas de repuesto, combustibles, víveres y subterráneos que resguardan la técnica de combate —en alto porcentaje modelos obsoletos de la segunda guerra mundial, mientras el resto de la tecnología corresponde a las décadas de los 50, 60 y 70 del siglo pasado.
Parte de la maquinaria bélica ha sido modificada por los ingenieros militares, a causa de las dificultades para conseguir suministros de piezas en Rusia y Ucrania.
Los militares son los trabajadores más improductivos de la Isla, y paradójicamente los mejor remunerados. Sus escalas salariales tienen en cuenta el grado militar, los años de servicio, las condecoraciones, el secreto de Estado, el nivel cultural, grados científicos, etc.
Igualmente reciben módulos gratuitos de ropa y uniformes, cigarrillos, viviendas, vacaciones en centros turísticos para uso exclusivo de las FAR, la asignación de electrodomésticos y artículos ofertados en las cadenas de tiendas en divisas ("shopping"), con la salvedad de que en el MINFAR no existe la dualidad monetaria vigente en el país, ya que en el feudo de Raúl Castro, el CUC (peso convertible) y el CUP (peso nacional) tienen el mismo valor.
Para financiar los gastos de este elefante verde olivo, el general/presidente creó el Grupo Administrativo Empresarial del MINFAR (GAE), un monopolio que absorbe el total de utilidades de las corporaciones ETECSA, CIMEX, TRD Caribe, la antigua CUBALSE, las hoteleras Gaviota, Horizontes, etc.
Fidel Castro, en su informe al primer congreso del Partido Comunista de Cuba, confirmó: "Mientras exista el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo, les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria nos se descuidara jamás."
Pero el inmovilismo del MINFAR y su lastre económico es justificado por el general Raúl Castro, quien el pasado 24 de noviembre en sus conclusiones sobre las maniobras Bastión-2013, expresó: "Para evitar ríos de sangre, son necesarios ríos de recursos."
Contradictoriamente, el 95 % de los consultados coinciden, que a pesar de las arengas, los discursos patrióticos, los ejercicios militares y los multimillonarios gastos, Cuba permanece indefensa ante Norteamérica.
Vienen o no vienen
Reinaldo Rodríguez, un electricista de 58 años, alega que cuando Castro se alzó en la Sierra Maestra maquinaba enfrentarse a un enemigo gigante como EEUU, para parodiar la leyenda de David contra Goliat y agenciarse la solidaridad del mundo antiimperialista.
"Castro nos utilizó —afirma Rodríguez—, en los años 70 cursé estudios en un Instituto tecnológico y año tras año estábamos obligados a prepararnos durante 45 días como artilleros antiaéreos. El frío, el hambre y los malos momentos que nos hicieron pasar en las trincheras, fueron inútiles, y aún, nuestra generación tiene que soportar la misma perorata sobre una invasión que nunca llegará."
Javier, de 40 años, residente en el Vedado y trabajador de una panadería, dice que en el año 2007, el Comité Militar lo citó en reiteradas ocasiones para movilizarlo, incluso le amenazaron con el arresto si no se presentaba.
Los trasladaron a una unidad en las cercanías de Artemisa, donde le entregaron uniformes y botas. Allí, durante 15 días, permanecieron floreando. Recuerda que al término del curso, le entregaron diplomas, mientras un coronel —borracho como una cuba— les echó un discurso para hacer las conclusiones del entrenamiento.
Un estudiante de ingeniería del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (ISPJAE), afirmó: "Según los instructores militares del ISPJAE, en caso de una confrontación con EEUU, Cuba resultará invadida y ocupada por los yumas."
"Entonces comenzaría 'la guerra de todo el pueblo' —apunta—, un modelo de resistencia terrorista, en que cada cubano tendrá acceso a un explosivo o cualquier arma para aniquilar a un soldado yanqui; acorde a una cuota formulada por la máxima dirección del partido comunista, en cada municipio se debe matar a un invasor, para totalizar 168 asesinatos por día."
Él y sus compañeros de clase se preguntan: "¿Si el MINFAR no es capaz de detener una invasión, y nosotros tenemos que matar a los yanquis, entonces qué diablos pintan?"
Paco Echemendía, un contable de 52 años, pasó el servicio militar en una unidad de tropas motos mecanizadas y participó en varias maniobras que se efectuaron en el polígono de Jejenes, en Pinar de Río. Cuenta que en los ejercicios en que participó, los gastos de combustible ascendían a cifras multimillonarias.
"¿Cómo es posible entender —indica Paco— que exijan ahorro y más ahorro en los spots publicitarios, para después gastar lo economizado en ejercicios militares? Óigame, esos anfibios BTR tragan gasolina como carajo."
Y Chicho, un jubilado de 72 años residente en el Cerro, opina: "A estas alturas y con las necesidades que tiene el pueblo, es inconcebible que la gente se preste a comer catibias correteando con fusiles de palo… Durante 54 años el MINFAR ha sido la silla presidencial de Fidel y Raúl Castro, y mientras permanezcan vivos, esos culos gordos del ejército seguirán siendo los mayores oportunistas de la Isla".
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