lundi 15 avril 2013

"Varela nunca renunció a ser español" afirma Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal

Carlos Manuel de Céspedes* es el tercer dignatario católico que entra en la Academia Cubana desde su fundación, en 1926. Antes fueron miembros de dicha institución el cardenal Manuel Arteaga y el arzobispo de La Habana Evelio Díaz, pero aquellos eran otros tiempos. Las relaciones Iglesia-Estado en la Cuba de hoy, de convivencia civilizada pero agitadas periódicamente por desencuentros más o menos frontales, hacen de la elección de Céspedes un hecho singular, como quedó demostrado en la ceremonia de ingreso, celebrada en la sede del Instituto de Literatura y Lingüística.

Céspedes afirmó que Félix Varela sostuvo "el criterio de la necesidad de la independencia política de Cuba con relación a aquella España, deteriorada tanto en su política interna como en su política colonial", pero, simultáneamente, no dejó de tener "una vinculación íntima, existencial, cordial e intelectual con la España de las esencias; con la España que no puede ser reducida a uno u otro régimen político o a una situación coyuntural".

Recordó cómo en 1821, siendo catedrático de Constitución del Colegio Seminario de San Carlos, Varela fue elegido diputado a las Cortes españolas, y ese mismo año se trasladó a Madrid. Consideró que su proyecto más importante fue el de la abolición de la esclavitud, que "no pudo ser presentado en aquella legislatura debido a la disolución de las Cortes y la restauración del absolutismo de Fernando VII. (...) Muy diversa y mejor hubiera sido la realidad cubana en los siglos XIX y XX si no hubiéramos tenido que esperar hasta 1886, o sea, hasta 63 años después, para que la esclavitud fuese abolida efectivamente en el territorio insular".

También, dijo Céspedes, "el padre Varela tenía en mente la creación, en la práctica, de una comunidad de naciones iberoamericanas, vinculadas entre sí y con España, no sólo por la historia pasada, sino y sobre todo por la lengua y la cultura y los proyectos de futuro, enderezados al desarrollo integral de las mismas y a fortalecer su unión". El nuevo académico comentó que el dictamen que contenía este proyecto fue impugnado por las cuatro quintas partes de las Cortes. "Pertenece a lo estrictamente previsible, que la suerte posterior de España y de Iberoamérica habría sido muy distinta de lo que de hecho fue durante el siglo XIX y hasta nuestros días, si se hubiera dado forma a esta especie de Commonwealth, más de un siglo antes de que los ingleses lo crearan con relación a su antiguo Imperio".

Las palabras de Carlos Manuel de Céspedes no eludieron aspectos polémicos de las biografías oficiales de Félix Varela, que algunos historiadores cubanos se empeñan en presentar como independentista convencido desde sus años de juventud. "Explícitamente, el padre Varela era un liberal y era americanista, lo que entonces en Cuba no equivalía necesariamente a independentista".

Según Céspedes, Varela era "un autonomista coherente", y fue su "frustrante experiencia española", en especial su vivencia personal del brusco y total aniquilamiento, en 1823, de la experiencia liberal de Cádiz, lo que le llevó a radicalizar sus posturas durante su exilio en Nueva York. Aun así, dijo, el padre Varela nunca aceptó "las ofertas generosas de otras ciudadanías" -de Colombia, México y Estados Unidos- y murió en 1853 como español.




*Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal es ensayista y escritor, y es considerado uno de los intelectuales más lúcidos dentro del panorama cultural cubano actual, dentro y fuera de la isla. En la actualidad es miembro del consejo de redacción y colaborador de la revista católica Palabra Nueva, una de las pocas que se editan en Cuba fuera del control estatal. Ha publicado en España la novela Érase una vez en La Habana(1998), el volumen de narraciones breves Zarpazos a la memoria (2001) y la biografía de Félix Varela Pasión por Cuba y por la Iglesia.


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