dimanche 14 avril 2013

Carlos Marx: " Bolívar era un cobarde, tirano, resentido, mezquino y mentiroso"


Entre diciembre de 1857 y enero de 1858, Carlos Marx escribió una entrada biográfica de Simón Bolívar para la New American Cyclopaedia, en la que describió al general venezolano, fallecido en 1830, como cobarde, tirano, resentido, mezquino y mentiroso. El contenido del escrito es tan feroz contra Bolívar que el editor le pidió que citase sus fuentes.
A Bolívar se le tributó entonces [julio de 1813] una entrada apoteósica [en Caracas]. De pie, en un carro de triunfo, al que arrastraban doce damiselas vestidas de blanco y ataviadas con los colores nacionales, elegidas todas ellas entre las mejores familias caraqueñas, [iba] Bolívar, la cabeza descubierta y agitando un bastoncillo en la mano.
Tras la derrota que Boves infligió a los insurrectos en Arguita, el 8 de agosto de 1814, Bolívar abandonó furtivamente a sus tropas, esa misma noche, para dirigirse apresuradamente y por atajos hacia Cumaná, donde pese a las airadas protestas de Ribas se embarcó de inmediato en el Bianchi, junto con Mariño y otros oficiales. (...) Allí, a fin de cohonestar su huida, publicaron una memoria de justificación, henchida de frases altisonantes.
Cuando los cazadores de Morales dispersaron la vanguardia de Bolívar, éste, según un testigo ocular, perdió "toda presencia de ánimo y sin pronunciar palabra, en un santiamén volvió grupas y huyó a rienda suelta hacia Ocumare, atravesó el pueblo a toda carrera, llegó a la bahía cercana, saltó del caballo, se introdujo en un bote y subió a bordo del Diana, dando orden a toda la escuadra de que lo siguiera a la pequeña isla de Bonaire y dejando a todos sus compañeros privados del menor auxilio".
La intención real de Bolívar era unificar toda América del Sur en una república federal, cuyo dictador quería ser él mismo. Mientras daba así amplio vuelo a sus sueños de ligar medio mundo a su nombre, el poder efectivo se le escurría rápidamente de las manos.
Una intentona de asesinarlo en su propio dormitorio en Bogotá, de la cual se salvó sólo porque saltó de un balcón en plena noche y permaneció agazapado bajo un puente, le permitió ejercer durante algún tiempo una especie de terror militar. 
Ducoudray-Holstein nos ha dejado de Bolívar el siguiente retrato: "Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se arroja en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos le rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que literatura francesa de carácter liviano, es un jinete consumado y baila valses con pasión. Le agrada oírse hablar, y pronunciar brindis le deleita". 
Semejantes exabruptos contra un gobernante sólo los repitió Marx al escribir sobre Luis Napoleón Bonaparte cuando éste pasó de presidente de la república a emperador de Francia. En una carta enviada a su amigo y protector, Friedrich Engels, Marx comparó a Bolívar con Faustino Soulouque, el político haitiano que nació esclavo pero en las guerras independentistas y civiles tomó el poder supremo, hasta que en 1849 se proclamó emperador de Haití.

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