Cubanet, Martes, Diciembre 11, 2012 | Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Posiblemente ya esté comenzando el proceso de vuelta a a la normalidad en Cuba, después de medio siglo de fracasos y atropellos que destruyeron nuestra economía y el país todo.
El gobierno ha anunciado que aquellos comercios que existían durante la República, confiscados por la revolución a sus legítimos dueños, en los años sesenta, y que después de poco tiempo en manos del Estado comenzaron a decaer, hasta su cierre en la mayoría de los casos, ahora serán alquilados por el gobierno a otros cubanos para que los gerencien y trabajen. No importa que estos nuevos empresarios sean arrendatarios y no dueños. Es muy probable que, si les dan la oportunidad, ellos aprendan a ser tan eficientes como los dueños de esos negocios hasta 1968.
Si la medida anunciada es solo ¨otro cuento de hadas¨ de Raúl Castro para ganar un poco más de tiempo, sólo el tiempo lo dirá. El régimen podría dar marcha atrás a estos nuevos cambios, como hacía Fidel Castro frecuentemente con sus locos bandazos económicos, pero la situación mundial y nacional no le es favorable para hacerlo; especialmente si tenemos en cuenta el reciente agravamiento de su salud que ha reconocido Hugo Chavez, que pone en peligro los cuantiosos subsidios del bolivariano.
Aquella vibrante economía y el comercio floreciente que fueron destruidos en Cuba con un chasquido de dedos del dictador, renacerán, porque a pesar de este medio siglo, los cubanos no han dejado de pertenecer a la especie humana y como seres humanos reaccionarán. Es cierto que se perdió la tradición de la empresa privada y el comercio durante los draconianos años del socialismo fracasado, pero hoy el pueblo está demostrando que, si lo dejan, puede crear negocios eficientes.
Veo este nuevo interés de la gente en ganarse la vida de manera independiente, casi como un plebiscito contra el socialismo, mucho más realista que las elecciones a delegados de la Asamblea Nacional. Después de décadas viendo como trabajaban los cubanos para el Estado, con desgano y sin eficiencia, es fácil observar la actitud diferente de los que hoy trabajan por su cuenta.
Un buen ejemplo puede ser el del campesino Nemesio Arias, de la provincia Granma, que ganó 380 mil pesos en una cosecha de arroz, en sus propias tierras. El 13 de octubre pasado fue felicitado por Esteban Lazo, vicepresidente y miembro del politburó, quien envió un interesante mensaje al declarar a la prensa oficial que ¨cuando se trabaja con honradez, no es criticable la ganancia elevada¨; algo muy diferente a la tradicional política de demonizar cualquier forma de enriquecimiento personal.
No dudo que, si se implementan cambios reales en la economía y se permite de veras el desarrollo libre de la iniciativa privada, en diez o quince años, pueda haber otra Cuba, con poderosos empresarios nacionales, al frente de nuestra economia, guiando la recuperación de nuestra maltrecha nación.
Para esa fecha, habrán desaparecido los Castro, y tal vez sean ya muy pocos quienes recuerden los años de su dominio absoluto, convertidos en un mal sueño del pasado.
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Posiblemente ya esté comenzando el proceso de vuelta a a la normalidad en Cuba, después de medio siglo de fracasos y atropellos que destruyeron nuestra economía y el país todo.
El gobierno ha anunciado que aquellos comercios que existían durante la República, confiscados por la revolución a sus legítimos dueños, en los años sesenta, y que después de poco tiempo en manos del Estado comenzaron a decaer, hasta su cierre en la mayoría de los casos, ahora serán alquilados por el gobierno a otros cubanos para que los gerencien y trabajen. No importa que estos nuevos empresarios sean arrendatarios y no dueños. Es muy probable que, si les dan la oportunidad, ellos aprendan a ser tan eficientes como los dueños de esos negocios hasta 1968.
Si la medida anunciada es solo ¨otro cuento de hadas¨ de Raúl Castro para ganar un poco más de tiempo, sólo el tiempo lo dirá. El régimen podría dar marcha atrás a estos nuevos cambios, como hacía Fidel Castro frecuentemente con sus locos bandazos económicos, pero la situación mundial y nacional no le es favorable para hacerlo; especialmente si tenemos en cuenta el reciente agravamiento de su salud que ha reconocido Hugo Chavez, que pone en peligro los cuantiosos subsidios del bolivariano.
Aquella vibrante economía y el comercio floreciente que fueron destruidos en Cuba con un chasquido de dedos del dictador, renacerán, porque a pesar de este medio siglo, los cubanos no han dejado de pertenecer a la especie humana y como seres humanos reaccionarán. Es cierto que se perdió la tradición de la empresa privada y el comercio durante los draconianos años del socialismo fracasado, pero hoy el pueblo está demostrando que, si lo dejan, puede crear negocios eficientes.
Veo este nuevo interés de la gente en ganarse la vida de manera independiente, casi como un plebiscito contra el socialismo, mucho más realista que las elecciones a delegados de la Asamblea Nacional. Después de décadas viendo como trabajaban los cubanos para el Estado, con desgano y sin eficiencia, es fácil observar la actitud diferente de los que hoy trabajan por su cuenta.
Un buen ejemplo puede ser el del campesino Nemesio Arias, de la provincia Granma, que ganó 380 mil pesos en una cosecha de arroz, en sus propias tierras. El 13 de octubre pasado fue felicitado por Esteban Lazo, vicepresidente y miembro del politburó, quien envió un interesante mensaje al declarar a la prensa oficial que ¨cuando se trabaja con honradez, no es criticable la ganancia elevada¨; algo muy diferente a la tradicional política de demonizar cualquier forma de enriquecimiento personal.
No dudo que, si se implementan cambios reales en la economía y se permite de veras el desarrollo libre de la iniciativa privada, en diez o quince años, pueda haber otra Cuba, con poderosos empresarios nacionales, al frente de nuestra economia, guiando la recuperación de nuestra maltrecha nación.
Para esa fecha, habrán desaparecido los Castro, y tal vez sean ya muy pocos quienes recuerden los años de su dominio absoluto, convertidos en un mal sueño del pasado.
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