Tras la relajación de las restricciones para viajar al exterior, más cubanos están optando por pedir asilo fuera de su país, en busca de su libertad
En cuanto pueden y tienen alguna oportunidad para hacerlo, los cubanos se escapan de Cuba. Lo hacen de muy distintas maneras, pero siempre con un mismo objetivo: la búsqueda de la libertad, que en su país no existe. También, en procura de ser ellos mismos los artífices y dueños de su propia vida y de su futuro.
Cuando la prohibición de viajar al exterior que por medio siglo transformara a Cuba en una inmensa cárcel, en evidente violación del derecho humano protegido por el derecho internacional de poder salir y entrar libremente del propio país finalmente se ha relajado, las deserciones de los cubanos que de pronto se encuentran en el exterior parecieran estar ahora en aumento.
En el mes último, nada menos que 21 bailarines y músicos integrantes de la conocida comparsa cubana Los Guaracheros de Regla se refugiaron en los Estados Unidos. Además, hace muy pocos días, a comienzos de abril, siete miembros del conocido Ballet Nacional de Cuba que estaban circunstancialmente en México en una de sus giras hicieron lo mismo, con la intención de solicitar asilo político en los Estados Unidos y seguir allí sus respectivas carreras artísticas. Algunos de ellos aclararon al periodismo que, al desertar, no están pensando en su pasado, sino en su futuro. En su propia vida, en otras palabras, aunque ello suponga tener que empezar de nuevo.
Se escapan de una realidad que les incomoda por falta de libertad, dejando dolorosamente atrás a sus familias, aunque naturalmente con la esperanza de poder volver a verlas y reunirse con ellas alguna vez, en el futuro. Ésta es simplemente la inocultable realidad. Más allá de la retórica conocida de aquellos que, de espaldas a los hechos, siguen idealizando caprichosa y obsesivamente a un régimen totalitario y policial del que su propio pueblo, en cuanto puede, se escapa.
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