Francia, más pobre tras un año de gobierno de François Hollande
JUAN PEDRO QUIÑONERO / CORRESPONSAL EN PARÍSDía 16/05/2013
François Hollande ha acelerado el empobrecimiento de Francia. Tras doce meses de gobierno, las promesas de «más crecimiento y menos austeridad» se han transformado en menos crecimiento, más paro, más deuda y la caída del poder adquisitivo de las familias más grave desde hace veintiocho años.
Las cifras oficiales del Insee (Instituto Nacional de Estadísticas Económicas) son catastróficas y anuncian un agravamiento de la crisis y el empobrecimiento nacional.
Según confirmó ayer Eurostat, el PIB galo retrocedió un 0,2% en el primer trimestre, por lo que entra de nuevo en recesión técnica. «La producción nacional está en punto muerto. La consumación, nula. Las inversiones retroceden. Las exportaciones vuelven a retroceder, como consecuencia de la falta de competitividad», apunta el instituto de estadísticas francés.
El vespertino «Le Monde» comenta: «Ese diagnóstico ilustra el sentimiento de declive o decadencia que sienten millones de franceses, deprimidos por el clima ambiente, anonadados ante la pérdida del poder adquisitivo». Según el Insee, durante los últimos doce meses el poder adquisitivo de las familias ha retrocedido en un 0,9%. Es la caída más dura desde 1984, cuando, siendo presidente François Mitterrand, el empobrecimiento fue ligeramente superior al 1%.
Hace meses que el Tribunal de Cuentas invitó al presidente Hollande a «acelerar» unas siempre invisibles reformas, para intentar salir de la catastrófica espiral de un Estado que no ha conseguido equilibrar sus cuentas desde 1981, hace treinta y dos años, con una agravación inquietante de su deuda, ya superior a los 1,8 billones de euros (en torno al 90,2% del PIB). A lo largo de este año, el Estado francés deberá buscar otros 200.000 millones de euros para seguir financiando a crédito el hipotecado bienestar nacional. Los intereses de la deuda ascenderán este año a 46.900 millones: la partida más gravosa de los presupuestos del Estado.
El Tribunal de Cuentas pidió el semestre pasado un programa de 50.000 o 60.000 millones de recortes, en cuatro o cinco años, para comenzar a sanear una economía nacional víctima del inmovilismo de Estado.
Las cifras oficiales del Insee, anunciando la recesión, confirman que el empobrecimiento nacional está íntimamente asociado a un endeudamiento paralizante: el presupuesto del servicio de la deuda es cuatro veces superior a los presupuestos consagrados a trabajo o empleo. Presupuesto que «tampoco podrá consagrarse a investigación y desarrollo» subraya el Instituto. La recesión francesa ataca de manera «cancerosa» a todos los «motores» paralizados de una imposible producción de riqueza caen las inversiones, el consumo de las familias, el gasto de la administración y el saldo comercial.
JUAN PEDRO QUIÑONERO / CORRESPONSAL EN PARÍSDía 16/05/2013
Entra en recesión pese a la apuesta por el crecimiento del Ejecutivo socialista
François Hollande ha acelerado el empobrecimiento de Francia. Tras doce meses de gobierno, las promesas de «más crecimiento y menos austeridad» se han transformado en menos crecimiento, más paro, más deuda y la caída del poder adquisitivo de las familias más grave desde hace veintiocho años.
Las cifras oficiales del Insee (Instituto Nacional de Estadísticas Económicas) son catastróficas y anuncian un agravamiento de la crisis y el empobrecimiento nacional.
Según confirmó ayer Eurostat, el PIB galo retrocedió un 0,2% en el primer trimestre, por lo que entra de nuevo en recesión técnica. «La producción nacional está en punto muerto. La consumación, nula. Las inversiones retroceden. Las exportaciones vuelven a retroceder, como consecuencia de la falta de competitividad», apunta el instituto de estadísticas francés.
El vespertino «Le Monde» comenta: «Ese diagnóstico ilustra el sentimiento de declive o decadencia que sienten millones de franceses, deprimidos por el clima ambiente, anonadados ante la pérdida del poder adquisitivo». Según el Insee, durante los últimos doce meses el poder adquisitivo de las familias ha retrocedido en un 0,9%. Es la caída más dura desde 1984, cuando, siendo presidente François Mitterrand, el empobrecimiento fue ligeramente superior al 1%.
Hace meses que el Tribunal de Cuentas invitó al presidente Hollande a «acelerar» unas siempre invisibles reformas, para intentar salir de la catastrófica espiral de un Estado que no ha conseguido equilibrar sus cuentas desde 1981, hace treinta y dos años, con una agravación inquietante de su deuda, ya superior a los 1,8 billones de euros (en torno al 90,2% del PIB). A lo largo de este año, el Estado francés deberá buscar otros 200.000 millones de euros para seguir financiando a crédito el hipotecado bienestar nacional. Los intereses de la deuda ascenderán este año a 46.900 millones: la partida más gravosa de los presupuestos del Estado.
El Tribunal de Cuentas pidió el semestre pasado un programa de 50.000 o 60.000 millones de recortes, en cuatro o cinco años, para comenzar a sanear una economía nacional víctima del inmovilismo de Estado.
Las cifras oficiales del Insee, anunciando la recesión, confirman que el empobrecimiento nacional está íntimamente asociado a un endeudamiento paralizante: el presupuesto del servicio de la deuda es cuatro veces superior a los presupuestos consagrados a trabajo o empleo. Presupuesto que «tampoco podrá consagrarse a investigación y desarrollo» subraya el Instituto. La recesión francesa ataca de manera «cancerosa» a todos los «motores» paralizados de una imposible producción de riqueza caen las inversiones, el consumo de las familias, el gasto de la administración y el saldo comercial.
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