Rolando Cartaya
mayo 15, 2013
A raíz de de que Antonio Castro --uno de los cinco hijos del ex gobernante cubano Fidel Castro con Dalia Soto del Valle-- ganara el pasado 27 de abril una de las categorías del torneo de golf Montecristo en Varadero, el diario argentino Clarín comenta que el golf se ha convertido en eje central de los planes de expansión para atraer más turismo a la isla, y que en la isla se dice que Antonio Castro estaría detrás de estos proyectos, propios de un “capitalismo violento”.
Clarín, y otro importante diario en español, el madrileño ABC, también se han preguntado por qué la lista (de gastos de Antonio Castro en el reciente torneo) no cuadra con el billete.
La interrogante es: si Tony Castro es cirujano ortopédico y trabaja en Cuba con el equipo nacional de béisbol -- en la isla un especialista de segundo grado gana algo más de 31 dólares-- ¿cómo pudo pagar para inscribirse en el torneo 150 CUC --o 150 dólares-- y 800 CUC por tres noches en el hotel Meliá Las Américas?
Nuestro colega Juan Juan Almeida, que perteneció a lo que llama “el primer nivel de los dirigentes en Cuba”, dice que duda mucho que los organizadores del torneo le hayan cobrado a Castro Soto del Valle por registrarse u hospedarse,y también que no se hayan regodeado anunciando que entre los participantes del torneo estaba el hijo de Fidel.
La explicación se entiende. Si Cuba fuera oficialmente una monarquía, el torneo de golf bien podría llevar el nombre de Antonio Castro, como existe en España una regata con el nombre del Príncipe de Asturias. Como ese no es el caso, se sufragan los gastos del delfín para aprovechar su participación con fines promocionales. Lo que no quiere decir que el joven Castro no tuviera con qué hacer frente a los gastos en moneda dura.
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