En uno de sus usuales comentarios publicados en el red social Facebook, el opositor cubano Darsi Ferrer, llegado a los Estados Unidos en junio del pasado año. Hace una dura critica al primado escritor cubano, aconsejándole prudencia a la hora de comentar la realidad nacional, calificándole además de cínico.
Reproducimos el post a continunación:
El escritor cubano Leonardo Padura asegura que su país natal “está en movimiento”, pero opina que debe resolver “la deformación total de las estructuras económicas” para hacer viable cualquier cambio político y social... Así de simple, este escritor de cierta relevancia termina confesando que es un cínico, un gran ingenuo, o las dos cosas a la vez. En pleno desarrollo del siglo XXI, la Junta Militar castrista de La Habana solo muestra parecidos con régimenes tan aberrantes como el de Corea del Norte, Bielorrusia, Zimbabwe y demás ejemplares de la jauría antidemocrática. Lo peor es que su sobrevivencia es a costa de aniquilar cotidianamente las aspiraciones de libertad, democracia y respeto a los derechos básicos de todos los cubanos. El resultado de más de medio siglo de control del poder es el atraso y la involución en todas las esferas de la vida nacional. De un país próspero y creciente en lo económico y social, han convertido a la nación en una de las más pobres del hemisferio Occidental, y la miseria y penurias el día a día de la familia cubana. No existen tales movimientos de la dictadura, sino que por el contrario siguen apelando al inmovilismo. Las medidas de última hora no representan reformas ni aperturas, sino reacomodamientos ante su necesidad desesperada de incrementar el flujo de divisas a la isla. De ahí que hayan aflojado las regulaciones migratorias. Y la aseveración de Padura invierte el orden de la solución del drama cubano. El problema son los Castro y su retorcido e infuncional modelo totalitario. Son los cambios políticos, dirigidos a las reformas y aperturas democráticas, los que pueden brindar la posibilidad de rectificar las deformaciones económicas y sociales presentes en la isla. Se sabe que para ser prilegiado y vivir a las anchas bajo la dictadura se requiere de no expresar críticas al sistema, pero este escritor tiene la opción de callar y así quedaría mejor.
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