La perestroika de Gorbachov -que vivió de cerca como diplomático en países del antiguo bloque soviético- y su paso por el Banco Nacional deCuba -«donde me dí cuenta del desastre»- le abrieron los ojos para siempre. Cuando apenas había terminado sus estudios en la Universidad de La Habana, Oscar Espinosa Chepe (Cienfuegos, 1940) ejerció de investigador en la oficina de Fidel Castro, pero fue sancionado a trabajos forzados en el campo por «diversionismo ideológico». Condenado a veinte años en la Primavera Negrade 2003, este economista y periodista independiente que nunca militó en el Partido Comunista es el único de los quince prisioneros de conciencia excarcelados bajo la llamada «licencia extrapenal» que ha podido salir de la isla con el propósito de regresar; en su caso para recibir tratamiento médico en España por un problema hepático crónico agravado durante los dos años en las prisiones castristas.
-¿En Cuba hay o no reformas?
-Con Raúl Castro se están produciendo reformas económicas muy limitadas e insuficientes que no han resuelto los problemas. No hemos salido de la crisis del periodo especial de la década de los noventa. Seguimos con la doble moneda y la descapitalización del país. Cuba se está auto consumiendo como un cocodrilo por la cola. El Gobierno sabe que sobran 1.300.000 trabajadores estatales. Se ha puesto metas al respecto, pero las ha incumplido. Sin la reestructuración de la fuerza laboral es imposible aumentar la productividad y los salarios reales, eliminar la doble moneda, imponer una disciplina en los lugares de trabajo y luchar contra la corrupción.
-¿En Cuba hay o no reformas?
-Con Raúl Castro se están produciendo reformas económicas muy limitadas e insuficientes que no han resuelto los problemas. No hemos salido de la crisis del periodo especial de la década de los noventa. Seguimos con la doble moneda y la descapitalización del país. Cuba se está auto consumiendo como un cocodrilo por la cola. El Gobierno sabe que sobran 1.300.000 trabajadores estatales. Se ha puesto metas al respecto, pero las ha incumplido. Sin la reestructuración de la fuerza laboral es imposible aumentar la productividad y los salarios reales, eliminar la doble moneda, imponer una disciplina en los lugares de trabajo y luchar contra la corrupción.
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