En su momento me enteré. Fue mi Amada Esposa quien antes se dio cuenta y me advirtió, pero como el asunto no trascendió públicamente opté por callarme y dejarlo pasar. Pero ya tengo que salir al paso, porque en Miami han saltado las alarmas.
¿Que a qué me refiero?: a esa locura de proponerme como rey, regente, tutor, timonel o qué sé Yo ¡para controlar la transición de Cuba a la democracia tras la desaparición de Fidel Castro!
No estoy gastando una broma, ni reconstruyendo una pesadilla.
Es ni más ni menos que el contenido de un artículo publicadoen Abc el pasado 6 de enero por el ilustre historiador e hispanista Hugh Thomas.
Sí, sí, el autor de la más prestigiosa obra sobre nuestra Guerra Civil, según me explicó hace años mi profesora Carmen Iglesias. Sí, sí, el que ahora mantiene una estrecha amistad con la segunda mujer del malogrado Jesús de Polanco, Mari Luz Barreiros, a cuyo padre ha dedicado un libro. Sí, sí, Lord Thomas de Swynneton, miembro de la Cámara de los Lores.
El artículo en cuestión, La opción de Don Felipe, es para leerlo. El autor, tras recordar la historia política de Cuba que pasó de sesenta años de dominación estadounidense a tres décadas de dictadura comunista, mantiene que "La isla precisa un nuevo padrino, y los europeos y los latinoamericanos deben insistir en que España sea el candidato predilecto y no Estados Unidos, que entre 1898 y 1959 hizo gala de un sorprendente don para cometer errores en Cuba".
No se limita a sugerir que Cuba se fije en los modelos democráticos europeos. Recordando un comentario informal de Fidel Castro sobre la inexistencia de un Rey cubano que jugara un papel semejante al de Su Majestad, Hugh Thomas propone:
"(...) la influencia de Don Juan Carlos en Cuba podría pasar a Don Felipe, quien podría visitar Cuba,reunirse con personas representativas y conocer a fondo los vestigios de los tesoros de la que en su día fuera una rica colonia española (...) El mensaje para Cuba de un Príncipe español podría traer un anuncio de constitucionalismo democrático: democracia parlamentaria con una Monarquía formal y responsable."
Cuando leí esos y otros párrafos del artículo, me quedé petrificado. Después del conflicto de mi Augusto Padre con Hugo Chávez, sólo faltaba que Fidel Castro me viera como el motor del cambio cubano para liquidar el castrismo dando paso a una monarquía caribeña.
Esto me recuerda un episodio, ridículo y dramático a la vez, del siglo XIX. Cuando mi antepasada, la madre de Isabel II, la reina Gobernadora María Cristina, intentó con su marido plebeyo instaurar en Ecuador la dinastía Muñoz Borbón a través de un hijo suyo.
El artículo en cuestión, aunque tardíamente, ya ha empezado a tener repercusiones al otro lado del Atlántico, sobre todo entre la Miami hispanohablante. Para El Nuevo Herald, a Hugh Thomas, "que lo conoce hasta el gato en temas de hispanidad (...) se le ha ido el patín a otra parte de la historia".Y no ha sido el único periódico en ocuparse de tan escandalosa propuesta.
Lo ya publicado no es nada comparado con la respuesta que me temo pueda salir de la pluma de Fidel Castro en algunos de su artículos en Gramma o mediante pronunciamiento editorial del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.
¿Por qué me meterán en estos líos con lo prudente que soy?
También esta página habla sobre Cuba. http://blogs.terra.es/blogs/yofelipe/archive/tags/Cuba/default.aspx
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