Todos de plácemes, los Castro aflojan la cuerda del ahorcado. Titulares de la noticia recorren las páginas de los principales diarios digitales en Europa y América. ¡Qué buenos son los nuevos líderes insulares! Ahora sí, a falta de poder construir el comunismo, los cubanos van a ser felices pudiendo salir libremente de su país. ¡Cómo si la emigración fuera el problema crucial que aquejara la nación!
El castrismo tiene la facultad de fabricar una noticia donde en realidad no la hay. Acordar la libertad de viajar es una cosa, asegurar que esta pueda ser efectiva, otra bien diferente. Primero, porque un pasaporte cuesta en Cuba alrededor de 60 dólares. Lo que significa que si se toma en consideración el elemento fundamental para el cálculo, -el salario promedio de un cubano, que es de 19 pesos convertibles-, es fácil de comprender lo difícil que va a resultar para el ciudadano común reunir ese dinero, sobre todo, cuando se deben hacer frente a otras necesidades más urgentes como la alimentación de cada día.
Pero esta no es la principal dificultad que deberán enfrentar los cubanos que deseen viajar. Más complicado va a ser reunir la plata necesaria para comprar el billete de avión, por las mismas razones antes expuestas. Veamos un ejemplo práctico. Si nuestro cubano tipo desea viajar a México utilizando patrióticamente la compañía nacional Cubana de Aviación, deberá desembolsar 396 cuc (tarifa vigente); es decir, para que se comprenda mejor lo que estamos hablando, esta cantidad representa veinte veces el salario medio de un cubano, suponiendo que se dedique a ahorrar todo lo que gana durante casi 24 meses, algo que resultaría imposible hasta para la más ahorrativa de las hormigas.
Pero seamos optimistas, supongamos que una persona quiere un pasaporte y dispone de un trabajo (pagado con divisas convertibles) que le permita reunir el dinero necesario para sobrepasar las dificultades antes mencionadas. No lo tendrá tan fácil como podría parecer a primera vista ya que, según el texto de ley publicado ayer, no le otorgarán el documento, si no ha cumplido con el Servicio Militar Obligatorio (SMO), que como ya hemos denunciado repetidamente, es el último vestigio de la esclavitud que queda en Occidente; tampoco se le acordará dicho certificado de viaje, cuando “Razones de Seguridad Nacional así lo aconsejen”. Una disposición lo bastante vaga como para justificar cualquier negativa ¿Cuáles son éstas razones? ¿Quién las determina? ¿Ante cuál autoridad pueden apelar en caso necesario?
Otro punto excluyente es sin dudas este: “Que carezcan de la autorización establecida, en virtud de las normas dirigidas a preservar la fuerza de trabajo” Básicamente esto significa que el candidato debe disponer de la autorización inicial de su jefe y luego, la de su ministro de tutela, un trámite que dura años y con el que se obtienen resultados más que aleatorios según los que lo han sufrido.
Esta medida, la justifica el texto de la resolución, por la agresividad de los Estados Unidos, quienes, -según el credo sostenido por la ideología imperante-, anhelan con febrilidad enfermiza a todos los profesionales cubanos preparados gratuitamente por la Revolución para darles casa, auto y trabajo. Un discurso manido que no resiste al más mínimo análisis lógico, pues tras más de cincuenta años de castrismo, pocos son los profesionales cubanos capaces de enfrentarse de manera competitiva a una economía de mercado como la norteamericana.
Como en Cuba casi todo el mundo posee un título universitario, de más está decir entonces que dichas autorizaciones se darán con cuentagotas. Cada funcionario habilitado para ello tendrá que cumplir la “meta” establecida en su sector y estas cifras no aparecen por ninguna parte en la resolución. ¿Cuántos médicos por año? ¿Cuántos ingenieros se autorizarán? Misterio en la noche.
Esta medida, la justifica el texto de la resolución, por la agresividad de los Estados Unidos, quienes, -según el credo sostenido por la ideología imperante-, anhelan con febrilidad enfermiza a todos los profesionales cubanos preparados gratuitamente por la Revolución para darles casa, auto y trabajo. Un discurso manido que no resiste al más mínimo análisis lógico, pues tras más de cincuenta años de castrismo, pocos son los profesionales cubanos capaces de enfrentarse de manera competitiva a una economía de mercado como la norteamericana.
Como en Cuba casi todo el mundo posee un título universitario, de más está decir entonces que dichas autorizaciones se darán con cuentagotas. Cada funcionario habilitado para ello tendrá que cumplir la “meta” establecida en su sector y estas cifras no aparecen por ninguna parte en la resolución. ¿Cuántos médicos por año? ¿Cuántos ingenieros se autorizarán? Misterio en la noche.
Por último el demandante deberá ser del agrado de las autoridades porque tampoco podrá viajar “Cuando por otras razones de interés público, así lo determinen las autoridades facultadas” esto significa que, sin apelación posible, podrían privarlo por tiempo indefinido de la llave de los sueños a la que tanto aspira.
En resumen, esta medida es como de costumbre, hueca palabrería, un hatajo de tonterías, destinadas a alcanzar dos objetivos fundamentales. Primeramente, mostrar al mundo (que por desgracia sólo retiene los efectos de anuncio y no lee la letra pequeña de los documentos oficiales) que el régimen evoluciona positivamente y segundo, ha sido creada de manera expresa y premeditada para facilitar la rápida salida del país de los 160 mil nuevos españoles (y de sus familas, claro) que viven en Cuba actualmente.
Como sabe cualquiera que se interese en le tema cubano, los Castro abren la válvula de la emigración para calmar las tensiones sociales cada cierto tiempo. Ocurrió en los años ochenta del pasado siglo con el éxodo del Mariel, en los noventa tras el Maleconazo y ahora en los 2000 con el Españolazo que se prepara discretamente con el contubernio de las autoridades de la península, incapaces no sólo de aprovechar el momento histórico que se les ofrece hoy para reincorporar la isla dentro de una Federación Española, sino de refundar un proyecto nacional que brinde a sus propios ciudadanos un poco de esperanza y de ilusión.
No me lo explico, pero siempre ponemos a los más incapaces a desgobernarnos. Con ésta pandilla de retrasados que tenemos en las instituciones es imposible que España y las federaciones ibéricas progresen. Hace falta un golpe de mano y alguien que de verdad ame a España y tenga la suficiente visión de futuro cómo para aprovechar éstas coyunturas.
RépondreSupprimerUn saludazo.
Gracias, siempre pertinente, estoy de acuerdo, pero ¿De dónde sacamos esa perla rara?
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