La isla de Amapala fue el hogar del libertador dominicano durante el inicio de la Reforma Liberal.
TEGUCIGALPA,Honduras La isla de Amapala destaca como la perla del sur, en el Golfo de Fonseca, por su belleza escénica y un pasado histórico que sigue vivo.
TEGUCIGALPA,Honduras La isla de Amapala destaca como la perla del sur, en el Golfo de Fonseca, por su belleza escénica y un pasado histórico que sigue vivo.
La paradisíaca isla se registra en los libros de historia como uno de los principales puertos del país, como centro del comercio durante la reforma liberal que inició en este lugar en 1876 con Marco Aurelio Soto. Fue precisamente en esta época de gran revolución en el país que el libertador dominicano Máximo Gómez llegó tras una intensa guerra contra la dominación colonial española en Cuba, invitado por el presidente Soto.
Hasta hoy está historia desconocida por muchos hondureños sigue vigente en el puerto y una muestra de ello son los diferentes recintos que dan fe de este acontecimiento que hoy Lugares y Gente presenta para que las nuevas generaciones puedan conocerlo.En el centro de la ciudad de Amapala aún está de pie la casa en la que vivió el general y en la cual alberga un altar y una placa alusiva que fue colocada en 1994, esta fue puesta por sus hijos y nietos y desde entonces es objeto de atención de los lugareños y visitantes que llegan a la isla.
Asimismo, llama la atención que los gobiernos de República Dominicana y Cuba, a través de sus respectivas embajadas, con cierta frecuencia realizan actos conmemorativos en este lugar para recordar la memoria del general Máximo.
Por su parte el actual alcalde de Amapala, Alberto Cruz, ha propuesto denominar la avenida donde se encuentra la casa con el nombre de República Dominicana o al menos colocar un busto de Máximo Gómez para llamar la atención de los turistas. “Nosotros como hondureños y amapalinos hemos dejado pasar por alto esta historia, es por ello que es importante recuperarla para motivar a los dominicanos y cubanos para que puedan venir acá a hacer turismo”, comentó el edil ante las autoridades de la embajada de Dominicana en una oportunidad.
La historia
Debido a las divisiones internas en el ejército, Máximo Gómez tuvo que abandonar Cuba poco antes de firmarse la Paz de Zanjón en 1878. Jamaica fue el primer punto del exilio político del general independentista, pero no el único. En aquella tregua de 17 años posteriores a la primera etapa de la guerra de la independencia cubana (conocida como la “Guerra de los 10 años”), el revolucionario residió durante un lustro o sea cinco años en Amapala, según una monografía de Rafael Leiva Vivas, embajador de Honduras en República Dominicana entre 1975-1980, titulada “Presencia de Máximo Gómez en Honduras”.
Publicado en 1978 por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, el texto relata los acontecimientos que rodearon la vida del héroe de la independencia cubana mientras estuvo en Honduras, un episodio muy poco conocido por los dominicanos, pero que para la comunidad de Amapala reviste gran importancia.
En 1878, las condiciones económicas de Máximo Gómez en Jamaica eran tan precarias que no podía ni siquiera atender a la invitación del presidente Soto, por lo que su gobierno aprobó un donativo de cinco mil pesos para facilitar su llegada a Honduras junto a otros patriotas cubanos.
En aquel contingente que llegó al país a través de las gestiones de José Martí, también iba José Dolores Pérez Gómez, un sobrino de Máximo Gómez, quien se radicó en San Pedro Sula. Ante la ausencia de un ejército organizado, el gobernante hondureño nombró a Máximo Gómez como “General de división del Ejército”.
Poco después le asigna el mando de la plaza militar de Amapala, donde el oficial dominicano establece también una empresa agrícola.
Legado
Aunque hoy los amapalinos celebran con orgullo la presencia del histórico oficial dominicano en su localidad, lo cierto es que su paso por Honduras, si bien constituyó una tregua antes de regresar a la guerra definitiva por la libertad de Cuba en 1884, no fue una estancia del todo apacible. También aquí estuvo rodeado de fracasos en sus empresas agrícolas, y en más de una ocasión a punto de sucumbir a la miseria.
A pesar de ello, según el escrito de Rafael Leiva Vivas, en algún momento declaró tener tres patrias. “Así lo dijo para mostrar la magnitud de su agradecimiento por la hospitalidad que, en días aciagos, le dispensó el presidente de la República de Honduras (Marco Aurelio Soto), al declarar que amaba a este país “tanto como a Santo Domingo y a Cuba”.
En los últimos años, personal diplomático de Cuba y Dominicana han buscado descendientes de Máximo Gómez en el país, los cuales se presume que viven en San Pedro Sula, lo que no ha dado resultado alguno.
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