ECOS: Incongruencias actuales de la Ley de Ajuste Cubano...: Resumen de los Antecedentes Primeros días de la emigratión en la Etapa Revolucionaria, 1959 Desde los inicios de la Revolución ...
Desde los inicios de la Revolución Cubana la emigración de nacionales hacia los Estados Unidos fue un inconveniente que tuvo que enfrentar el Gobierno de la Isla. Los primeros cubanos que decidieron abandonar el país pudieron hacerlo de la manera más simple, acudiendo a un aeropuerto con su pasaporte visado, con el billete conveniente y abordando un avión que aterrizaría posteriormente en algún lugar del vasto país. Pero este fenómeno no solo representaba una imagen negativa para el la Revolución, sino que suponía aceptar que los más preparados (médicos, ingenieros y todo tipo de profesionales) escaparan en la avalancha y se produjera un vacío tecnológico, científico y cultural difícil de sustituir. La nueva administración del país reaccionó con rapidez y comenzó a poner trabas migratorias. Entre éstas destacaba la de castigar con trabajos forzados, al menos durante un año, a los que pretendían abandonar el naciente Estado Revolucionario. Una de las regulaciones más ridículas fue la de decomisar toda pertenecía de valor a los cubanos (relojes, anillos de compromiso, etc.), llegando incluso al ridículo de establecer el límite de siete prendas interiores en la valija del pasajero. Las anécdotas de aquellos primeros emigrantes de la Revolución son realmente espeluznantes.
Desde los inicios de la Revolución Cubana la emigración de nacionales hacia los Estados Unidos fue un inconveniente que tuvo que enfrentar el Gobierno de la Isla. Los primeros cubanos que decidieron abandonar el país pudieron hacerlo de la manera más simple, acudiendo a un aeropuerto con su pasaporte visado, con el billete conveniente y abordando un avión que aterrizaría posteriormente en algún lugar del vasto país. Pero este fenómeno no solo representaba una imagen negativa para el la Revolución, sino que suponía aceptar que los más preparados (médicos, ingenieros y todo tipo de profesionales) escaparan en la avalancha y se produjera un vacío tecnológico, científico y cultural difícil de sustituir. La nueva administración del país reaccionó con rapidez y comenzó a poner trabas migratorias. Entre éstas destacaba la de castigar con trabajos forzados, al menos durante un año, a los que pretendían abandonar el naciente Estado Revolucionario. Una de las regulaciones más ridículas fue la de decomisar toda pertenecía de valor a los cubanos (relojes, anillos de compromiso, etc.), llegando incluso al ridículo de establecer el límite de siete prendas interiores en la valija del pasajero. Las anécdotas de aquellos primeros emigrantes de la Revolución son realmente espeluznantes.
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