lundi 10 février 2014

La oferta de nacionalidad a sefardíes satura los consulados españoles en Israel

La medida fue anunciada el viernes como anteproyecto de ley en el Consejo de Ministros

Se beneficiarán, según las agrupaciones sefardíes, hasta 3,5 millones de personas


La decisión del Gobierno de Mariano Rajoy de iniciar los trámites para aprobar en el Congreso una modificación del Código Civil que concedería la nacionalidad española a los judíos sefardíes que puedan demostrar con documentación esos ancestrales origen ha provocado gran ilusión en muchos israelíes, algo que ha propiciado un aluvión de consultas en la misión diplomática de España en este país. Las agrupaciones sefardíes estiman que 3,5 millones de personas podrían beneficiarse de esta medida, que, por decisión del ministerio de Justicia español, no obligará a los solicitantes a prescindir de otras nacionalidades que ya posean.
“De repente, todos somos españoles”, titulaba este lunes el diario israelí Yedioth Aharonoth, que explicaba que “ya hay gente en Israel haciendo cola para conseguir un pasaporte”. De modo similar, el diario Haaretz publica hoy una viñeta con una cola de 17 personas, con camisetas, bufandas y pancartas del Barça, ante la embajada de España en Tel Aviv.
El anteproyecto de ley debe pasar aún por el parlamento, y su aprobación se demorará probablemente meses, pero eso no ha evitado que ya circulen en las páginas web de los periódicos israelíes listas con nombres sefardíes. Una de ellas, publicada en el sitio de Yedioth Aharonoth, da 5.200 apellidos, como Alba, Ballestero, Fuentes, Toledano, Salom o Suárez.
El pueblo judío fue expulsado de España en 1492, pero su herencia y su cultura sefardí se han conservado a lo largo de más de cinco siglos. Muchas familias sefardíes aún atesoran lo que dicen que son las llaves de las casas en las que vivían sus familias cuando fueron expulsados por los Reyes Católicos en su campaña de homogeneización religiosa del país. A lo largo de las centurias, los sefardíes han conservado el idioma ladino, o judeoespañol, una variedad del castellano de época medieval.
“El gobierno español ha pasado de las palabras a los hechos, aunque esto no es cosa de apretar un botón, es un proceso. Empleando una metáfora, es como un tranvía que tiene varias estaciones. Lo que se ha hecho ahora es la salida del tren, pero aún debe debatirse en el Congreso y ser sometido a voto. Hasta que no se publique en el Boletín Oficial del Estado no será final”, asegura Avraham Haim, de 72 años y presidente del Consejo de las Comunidades Sefardíes de Jerusalén.
Haim, que habla ladino y cuyos ancestros fueron expulsados de España y recalaron en Sarajevo antes de emigrar a Hebrón, solicitará la nacionalidad cuando le sea posible. “No puedo decir que se haya hecho justicia al 100%, pero esto es una buena recompensa, es un buen gesto, muy justo”, dice hoy, con patente emoción.
Para los sefardíes el cambio en el Código Civil les evitará el problema de tener que elegir entre una nacionalidad u otra. Hoy pueden solicitar pasaporte español por dos vías. Bien tras residir dos años legalmente en España o bien por carta de naturaleza, que es una concesión de nacionalidad de forma discrecional por el Consejo de Ministros. Ambas requieren la renuncia a otros pasaportes.
Hasta ahora, la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) concedía oficialmente los expedientes que certifican el origen sefardí de un solicitante. El anteproyecto de ley establece ahora que “la condición de sefardí y la especial vinculación con España serán certificadas por el encargado del Registro Civil del domicilio del interesado bien en España o en el consular correspondiente”, por varias vías, entre ellas los certificado expedido por la Secretaría General de la Federación de Comunidades Judías de España o de la autoridad rabínica competente.
Lo que ha provocado gran interés en la ciudadanía de Israel es que el ministerio de Justicia haya decidido que también la certificación “por los apellidos del interesado o por el idioma familiar o por otros indicios que demuestren su pertenencia a la comunidad judía sefardí” o “la vinculación o parentesco del solicitante con una persona o familia de las mencionadas en el apartado anterior”. De ahí que estimen en 3,5 millones los posibles beneficiados y que ya circulen por las redes sociales nutridas listas de apellidos sefardíes.
“El Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, cumple con su palabra y su compromiso y eso le honra”, según el presidente de la FCJE, Isaac Querub Caro, quien ha expresado “su satisfacción y esperanza porque esta nueva decisión supone un paso adelante que repara un error y una injusticia”.
Israel es, desde 2013, el país con mayor población judía del mundo, habiendo superado, con seis millones de habitantes, a Estados Unidos. Su independencia fue declarada en 1948 para convertirlo en la patria del pueblo judío en unos años en que comenzaba a conocerse la verdadera magnitud de Holocausto nazi, en el que fueron exterminados seis millones de ellos.
El rotativo israelí Haaretz publica este lunes un análisis en que intenta rebajar algo las ilusiones israelíes, para evitar futuras decepciones. “Antes de comenzar a buscar los certificados de nacimiento de sus abuelos, matricularse en clases de español o buscar su nombre en una lista que el Gobierno publicó recientemente, tengan en cuenta que, de momento, nada ha cambiado”, escribe Ofer Aderet. “La ley aún debe ser aprobada por el parlamento”. Cierto, pero a diferencia de en Israel, el partido gobernante en España tiene mayoría absoluta.

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