Daniel Jiménez Krause, sacado de Facebook.
Aquí estoy, de regreso de dos semanas intensas en Cuba.
Estuve una semana en Oriente –
Santiago, Baracoa (¡ay Baracoa silvestre y hermosa!) y el norte de Holguín
(Guardalavaca). Y estuve 1 semana en La Habana.
Empecemos por el control de pasaporte
al llegar al aeropuerto José Martí: duró menos de 1 minuto y la oficial de
inmigración me deseó con una sonrisa felices fiestas con mi familia. No sufrí
control alguno de mi equipaje (no llevaba mucho) por parte de Aduana.
En La Habana el acoso es constante y
por doquier: Taxi! Tabacos! Ron! Mujeres! Cocaína! (!!), Casa particular!
Comida! (tanto paladares como restaurantes del estado – sí, por fin se han
puesto las pilas!)… todo se vende, todo el mundo vende u oferta algún servicio
– en CUC, of course (CUC = peso convertible = 1 US dollar minus 3% exchange
tax). Los primeros días yo estaba encrispado, agresivo, con este asedio. Al
final, ya relajado y aplatanado: lo ignoraba, no lo escuchaba, era inmune a él.
La Habana es zona totalmente
dolarizada. Me lo imagino como la Rusia de los primeros años post-soviéticos.
No hay casi nada en CUP (pesos moneda nacional. 1 CUC = 24 CUP) y cuando lo hay
es a precio x24, es decir, a precio equivalente a CUC. Y no hay nada que no se
pueda conseguir en fulas – es simplemente un asunto de precio.
Los mercados en divisa están bastante
mal abastecidos, con los precios por las nubes. Un litro de leche en tetrapack
cuesta 2,40 CUC. Un pote de queso crema (cuando hay): 3,50 CUC. Una barrita de
125g de mantequilla: 1,20 CUC. Un panecillo suave: 0,20 CUC. Una barra
(bastante pequeña) de pan baguette: 0,80 CUC.
A mis ojos el cambio más
significativo (hacía 6 años que no iba) es que los medios de producción del
Estado están siendo usados por los empleados para generar CUC (o sea: dólares)
que van directamente a sus bolsillos. Hay medios de producción del estado que
se prestan más fácilmente para esto: taxis estatales (no pidas que pongan el
taxímetro, que te botan del taxi). Restaurantes, cafeterías, clubes, etc: donde
durante decenios reinaron la desidia y el vacío ahora destacan una febril actividad
comercial y publicitaria.
Por un lado esto es positivo:
prefiero un cubano con las pilas puestas y moviéndose por ganarse un CUC que un
cubano sentado el día entero sin mover un dedo.
Pero tiene sus lados negros: Primero,
el robo -daño moral- se ha institucionalizado y generalizado (ejemplo: el
camión que suministra latas de cerveza entrega 1000 cajas a un restaurant: 500
declaradas en los papeles, que hay que vender y retribuir al estado, y 500 por
la izquierda con ganancia neta para el distribuidor y los empleados del
establecimiento). Segundo, para el cubano con pocas o nulas entradas de CUC se
hace imposible consumir, salir, vivir. Y tercero, tanto en los taxis como en la
gastronomía, le están haciendo una competencia desigual a los particulares que
no pueden hacer uso de las instalaciones o las máquinas del estado para generar
riqueza.
La fiebre de “hacer fulas” es ubicua
y permanente. Y obviamente un porcentaje bastante elevado de habaneros se
empata de una forma u otra con CUCs. Lo cual se evidencia en que el transporte
por excelencia es el almendrón: los carros americanos con rutas fijas: un
trayecto corto (Vedado a Parque Central) 10 CUP o 0,50 CUC (con devolución de 2
CUP); un trayecto largo (Parque Central a Marianao) 20 CUP o 1 CUC (con devolución
de 4 CUP). Obviamente con un salario de 200 CUP nadie podría darse este lujo;
sin embargo los almendrones pasan a 10 por minutos y están todos llenos. Hay
miles de almendrones en La Habana, ¡no sé de donde han salido!
En este sentido me llamó la atención
lo que vi en Santa María. El tiempo estaba buenísimo y fui unas 4 veces a
pasarme el día entero en la bellísima playa azul y turquesa lejos de los ruidos
y el ajetreo de la ciudad. En la playa había tumbonas y sombrillas a 2 CUC c/u,
cafetería con todos los hierros, p.ej. sandwich de langosta (bien hecho!) por 5
CUC. Agua de coco a 1 CUC. Masaje de 1 hora por 10 CUC. Catamarán y bote de
pedales. Jineteras y jineteros. Toda una maquinaria de producir CUCs. Y 5
(cinco!) policías cuidando 100 metros de playa. Poco a poco me fui enterando
que los policías cobran a todo el que produce fulas: al que cobra las tumbonas
y las sombrillas, al chiringuito/cafetería, al masajista, a las
jineteras/jineteros que quieran operar en ese pedazo de playa, etc. En fin, una
situación win-win. Yo como turista ganaba con el servicio inusitadamente bueno
y con la seguridad que me proporcionaba esa densa presencia policial.
Los que están jodidos en este nuevo
mundo post-socialista son los intelectuales y los profesionales. Arquitectos,
ingenieros, profesores, que sólo reciben un salario en CUP y generalmente no
tienen forma de usar su posición para generar los CUCs de la subsistencia. Los
médicos están menos embarcados: me dijeron todos a quienes pregunté que los
médicos no mueven un dedo si no les traen un regalo ya sea directamente en CUC
o en especies; ergo ellos sí se mojan con el necesario y existencial CUC.
Por lo arriba mencionado, el éxodo de
cubanos formados y profesionales se ha agudizado (irse es evidentemente más
fácil que antes: como si el gobierno no quisiera ni por casualidad que suba la
presión: el que se sienta abrumado que se vaya). Mi hermana se fue hace 7 años
con 18 al terminar el pre; ella fue la primera de su clique en irse. Hoy por
hoy todos sus amiguitos y amiguitas del pre están en la yuma. Yo me caí de culo
al enterarme que gente de mi edad, mis últimos amigos que tenía allá, se habían
ido de Cuba en los últimos 2 años: muy grande debe ser la desesperación para
irse con 45+ a enfrentar lo desconocido!
Oriente mucho menos salvaje. En
Santiago el asedio era solamente a la salida del hotel. Una cuadra más allá
nadie se mete contigo. Y en Baracoa están en el siglo XV. A 5 km al norte de
Baracoa las mujeres todavía lavan la ropa en el río y el conuco da para alimentarse
correcta y suficientemente. La geografía y la naturaleza de los alrededores de
Baracoa son de una belleza intensa, verde, pura y virgen. La próxima vez que
vaya a Cuba me pasaré toda una semana allí!
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